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Alfonso Albán Espín: Más allá de la elección...

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Que este proceso electoral despierte al fin esa vena crítica del ciudadano

Los bombazos en El Oro no llegan a los oídos de los políticos del país. Casi medio centenar de atentados en toda la provincia en lo que va del año y nadie es capaz de decir algo. ¿Un llamado al ministro del Interior para que rinda cuentas? No. ¿Invitar al comandante de la Policía a dar explicaciones? Tampoco. Ni una declaración que ubique el tema en la agenda.

Pobre El Oro. Este es el clarísimo ejemplo de que la agenda de los políticos no es la de los ciudadanos, y mucho menos en temporada electoral. Estamos observando la decadencia del quehacer de la política, reducido a intereses partidistas y electorero. Pobre Ecuador. Esos son tus políticos. Los que miran los intereses ciudadanos con desprecio. Si tus prioridades no son las suyas, algo anda mal.

Estamos a una semana de volver a las urnas. Al día siguiente de votar, como siempre, tendremos que ir a trabajar y seguiremos enfrentando nuestros problemas personales… la vida sigue. Pero es necesario asumir un compromiso, no con los políticos, sino con nosotros mismos: despertar. Involucrarse en política, más allá de las elecciones. Hay que ajustar las reglas. Exigir que se cumpla la agenda de los ciudadanos. Y no son los políticos los que deben trazar esa hoja de ruta, sino los ciudadanos. Ellos han demostrado, tal como lo hicieron con El Oro, que prefieren pasar por alto temas que consideran de segunda categoría.

La sociedad ecuatoriana ha normalizado muchas cosas, como que entre candidatos presidenciales se acusen de estar ligados al narcotráfico y no pase nada. Como los secuestros y asesinatos diarios. Como las peleas infantiles entre políticos. No hay que permitir que se normalice el quedarse callado. Para el ciudadano, callar no debe ser una opción.

Que este proceso electoral despierte al fin esa vena crítica del ciudadano. Que lleve sus demandas más allá de la conversación en la sobremesa. Que desprecie el conformismo. Que se plantee dudas válidas y razonables. Que exija sus respuestas. Ese es el papel de los ciudadanos y hay que empezar a ejercerlo. Así, y solo así, seremos escuchados más allá de la elección.