Andrés Isch | Ciudades de colores
Necesitamos para los jóvenes ciudades verdes y naranja, donde se apueste por la economía circular
¿Alguien podría ganar un partido de fútbol si tuviera solo a tres jugadores en la cancha contra once del otro equipo? Sería una locura imaginar que hay cualquier posibilidad de triunfar con condiciones así. Sin embargo, en el Ecuador nos enfrentamos a nuestros principales rivales (pobreza, desnutrición crónica infantil, delincuencia) con un equipo incompleto, dejando a la mayor cantidad del talento en la banca. Aquí, apenas tres de cada 10 personas en edad de trabajar tiene un empleo adecuado. Una legislación laboral caduca, excesiva intervención estatal, falta de seguridad jurídica… Hay muchas causas y poca voluntad de tener soluciones nacionales. Quizás uno de los problemas es que hemos querido poner la responsabilidad en la cabeza de turno del Ejecutivo, sin mirar qué podemos hacer localmente.
Y es que es en las ciudades donde se disputa el futuro y por lo tanto el lugar donde debemos diseñar los planes que nos permitan salir victoriosos, con políticas públicas que beneficien a todos. Tenemos que pintar las ciudades de colores.
Necesitamos ciudades de color violeta, pensadas para mujeres porque son ellas quienes viven la mayor pobreza, violencia y desigualdad. Ahí hay varias tareas, comenzando por cerrar las brechas de acceso al empleo y conocimiento, con estructuras que faciliten la repartición de tareas y permitan a las niñas tener, de manera interactiva, contacto con ingeniería, informática, robótica.
Necesitamos para los jóvenes ciudades verdes y naranja, donde se apueste por la economía circular como una fuente de generación de riqueza y dignidad, así como por oportunidades en industrias donde prime la creatividad, el arte y las ideas. Hoy en día, el diseño de software y entretenimiento ya genera más dinero que el petróleo.
Y necesitamos ciudades con economía plateada, pensadas en los adultos mayores, con movilidad digna y condiciones para aprovechar durante muchos años toda su experiencia y riqueza de espíritu.
Si queremos ganarle a la inequidad e injusticia, si queremos derrotar a la violencia y al miedo, necesitamos de todo nuestro equipo,