Arturo Moscoso Moreno |¿Y ahora?
Así, cuando nos preguntemos “¿y ahora?”, debemos recordar que la respuesta está en nuestras manos
La crisis energética en Ecuador no solo oscurece al país, sino, y cada vez más, la gestión de Daniel Noboa. Con los apagones afectando la vida diaria y golpeando la economía de los ecuatorianos, su reelección está en duda. Sin una solución efectiva, la ciudadanía pensará dos veces antes de apoyar a un presidente que no logra iluminar al país. La situación lo pone en una posición complicada: su futuro depende de una energía que, a pesar de lo que diga, parece que no puede garantizar.
En este contexto incierto, los oportunistas afilan sus discursos. Con el país a oscuras, figuras que prometen “mano dura” y “soluciones rápidas” encuentran un terreno fértil para captar votos. Las arengas populistas y los ofrecimientos de acciones inmediatas suenan como música en los oídos de quienes sufren en la oscuridad, pero se debe tomar conciencia sobre cómo terminan estas historias. Promesas huecas, soluciones improvisadas y líderes sin brillo solo agravarán el caos.
Para añadir un toque de nostalgia, la revolución ciudadana, que dejó en soletas al país, ahora se siente adalid de la oposición y está dispuesta a regresar a escena con su agenda de impunidad disfrazada de justicia social. Como si los ecuatorianos no tuvieran suficiente con la crisis actual, el riesgo de volver a caer en las manos de quienes ya saquearon el país es bastante alto.
Entonces, la responsabilidad recae en los votantes, quienes deben afinar su vista en esta penumbra para evitar a los improvisados, los populistas, los saqueadores y los nostálgicos del poder. Ecuador ya no puede permitirse ‘salvadores’ de última hora ni figuras recicladas que solo traen promesas vacuas. El país necesita una opción política que aporte integridad y un plan realista para enfrentar problemas profundos, como la inseguridad, la economía y, por supuesto, la crisis energética.
Así, cuando nos preguntemos “¿y ahora?”, debemos recordar que la respuesta está en nuestras manos.
Es nuestra responsabilidad buscar, identificar y votar por la opción más seria y sensata, porque el país ya no da más y el futuro se presenta cada vez más oscuro.