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Arturo Moscoso Moreno | La arquitectura como un acto ciudadano

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...un recordatorio del papel transformador que la arquitectura puede y debe tener en la sociedad

En días pasados concluyó la Bienal de Arquitectura de Quito 2024 (BAQ) y el balance no podría ser más positivo. El evento no fue solo una vitrina de la creatividad arquitectónica, sino un recordatorio del papel transformador que la arquitectura puede y debe tener en la sociedad, fomentando la reflexión sobre el crecimiento irracional de las ciudades y sus efectos en la calidad de vida. En un país en el que los desafíos no faltan, la BAQ se vio como un faro de esperanza y de compromiso con días mejores.

No se puede hablar del éxito de esta edición sin destacar el trabajo de su presidenta, Yadhira Álvarez, que ha seguido consolidando la relevancia internacional de la BAQ, la cual se ha constituido en una plataforma donde la arquitectura dialoga con las urgencias sociales y ambientales de los tiempos que corren. Y por supuesto, tampoco esto podría entenderse sin considerar el respaldo firme y comprometido del Colegio de Arquitectos de Pichincha (CAEP), bajo la presidencia de María Samaniego.

Durante sus casi cuatro años al frente del CAEP, María ha enfrentado y superado grandes desafíos -desde las secuelas de la pandemia hasta la reciente crisis eléctrica-, manteniendo en todo momento una posición clara y firme en defensa del patrimonio arquitectónico de la ciudad, de una arquitectura responsable, sostenible y comprometida con la ciudadanía, y de los profesionales que día a día contribuyen a lograrlo. De ahí que durante su gestión, la arquitectura ha sido reconocida por el Estado como una profesión prioritaria en el Ecuador.

Esta visión se vio reflejada en la BAQ 2024, en la que no solo se celebró el ingenio arquitectónico, sino que también ratificó a Quito como referente regional de la reflexión sobre la profesión y las formas como se ejerce.

Más allá de los edificios, la bienal nos ha invitado a repensar la arquitectura como un acto ciudadano, como una herramienta para construir un país mejor. El éxito de la BAQ es un tributo a quienes, como Yadhira Álvarez y María Samaniego, han demostrado que la arquitectura, más que un oficio, es un compromiso con la sociedad y el entorno.