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Arturo Moscoso Moreno | ¿Los orígenes del totalitarismo digital?

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Hannah Arendt, en Los orígenes del totalitarismo, ya nos advertía del peligro de élites económicas respaldando a autoritarios

La alianza entre tecnología y poder, que se podría pensar como beneficiosa, se ha transformado en uno de los riesgos más inquietantes a los que está sometida la democracia en la actualidad. El gesto de Elon Musk en la posesión de Trump, e interpretado como un saludo nazi, es símbolo de un preocupante fenómeno: el apoyo de magnates de la tecnología a políticos autoritarios para consolidar su influencia.

El fenómeno no es nuevo. Hannah Arendt, en Los orígenes del totalitarismo, ya nos advertía del peligro de élites económicas respaldando a líderes autoritarios cuando perciben la oportunidad de proteger sus intereses. Con la presencia de Musk, Zuckerberg y otros líderes tecnológicos en la asunción de Trump, el patrón parece repetirse.

Para más preocupación, las redes sociales, de la que estos magnates son propietarios, tienen un papel crucial en este escenario. Estas plataformas erosionan la confianza en las instituciones democráticas y amplían la polarización, como bien revela el psicólogo social Jonathan Haidt. Mientras, en la eliminación de verificadores externos de datos anunciada por Meta o el creciente uso de X para desinformar y radicalizar vemos las advertencias de Arendt sobre la fragmentación como arma de dominación. Hemos entregado el control de nuestra convivencia a algoritmos que solo buscan nuestra atención sin importar el costo.

De esta forma, la angustia de Haidt sobre el tribalismo digital se refleja en la preocupación de Arendt por la alianza entre oligarquías y regímenes autoritarios. La influencia que estos magnates pueden ejercer, imponiendo narrativas y promoviendo intereses específicos, puede ser devastadora.

Diseñada en un inicio para conectar y empoderar a la ciudadanía, la tecnología se ha convertido en una herramienta de división y control, y si la historia nos sirve de guía, no podemos esperar autoregulación por parte de los artífices de este sistema. Y cuando la alianza es con el autoritarismo, los mecanismos democráticos tradicionales parecen incapaces de frenarlos. El totalitarismo digital se está gestando frente a nuestros ojos.