Arturo Moscoso Moreno | “Partiducho auspiciado por delincuentes”

Días atrás, una usuaria lanzó un post en X lleno de indignación: “Como quiteña, como ecuatoriana, me siento devastada por lo que han hecho hoy a la carita de Dios, y TODOS sabemos quién es el responsable. Hoy no me pidan respeto con aquellos asquerosos que aún defienden y pertenecen a ese partiducho auspiciado por delincuentes”. Un comentario fuerte, pero plenamente justificado ante los atentados incendiarios que sufrió la capital, aunque sin nombres ni direcciones específicas. Nada fuera de lo común en el mundo de X.

Sin embargo, como si hubiera escuchado que alguien lo invocaba, apareció Rafael Correa. El expresidente prófugo, que parece estar muy alerta a cualquier comentario que diga “delincuente”, asumió que el post iba dirigido a él y a su movimiento. “¡Impresionante! Y esta chica es ‘abogada’ de la PUCE. El quiebre no solo es moral, sino también intelectual. ¡Qué te hicieron, Patria!”, señaló en un tragicómico despliegue de sensibilidad herida.

Es difícil no reírse ante tal exabrupto, como lo hizo mucha gente, salvo, claro, los miembros del partiducho y, supongo, también sus auspiciantes. Pero no hay que perder de vista lo importante: “a confesión de parte, relevo de prueba”. Bastó que las palabras “partiducho” y “delincuentes” estuvieran juntas para que Correa se diera por aludido, lo que deja claras muchas cosas, no solo sobre cómo se autopercibe, sino también sobre cómo entiende a su movimiento, del que es líder absoluto.

Pero también es cómica la narrativa de la ofensa. Para Correa cualquier crítica hacia su gobierno o su proyecto político es inmediatamente una señal de ignorancia. Porque, claro, según él, solo los menos iluminados se atreverían a cuestionar la pureza de su legado. Pero lo más irónico es que, mientras descalifica a los demás, reacciona ante un comentario que ni siquiera lo menciona. #ParaTontoNoSeEstudia.

Además, Correa, al sentirse interpelado, prácticamente desmonta su cantaleta de que #LosCorruptosSiempreFueronEllos. Parece que, en su fuero más íntimo, tiene muy claro quiénes son los verdaderos corruptos. Así, su defensa fue menos heroica y más un desliz freudiano, dejando escapar lo que ya todos sabemos.