Arturo Moscoso: ¿Se armó el despelote?
Para muchos políticos las elecciones de 2025 significan la posibilidad de hacerse con el poder
La victoria de Daniel Noboa sobre Luisa González generó una sensación de alivio en gran parte de la ciudadanía. Y no es para menos, la alternativa que representaba González era volver al autoritarismo instaurado por Correa y que la Revolución Ciudadana regresara al poder para quedarse. Sin embargo, su mandato será de apenas 17 meses. En este corto periodo Noboa enfrentará una serie de complicados retos pero también de oportunidades clave.
Para muchos políticos las elecciones de 2025 significan la posibilidad de hacerse con el poder, lo que es un aliciente para no apoyar al presidente electo en espera de que le vaya mal y sus chances de ganar aumenten. Esto es especialmente crucial para la Revolución Ciudadana, a fin de intentar reflotar su proyecto autoritario y traer de regreso a Correa, que es su principal motivación. Por eso, cualquier ofrecimiento de apoyo que venga de ellos, Noboa debería tomarlo con pinzas.
Esto no quiere decir que no deba intentar buscar consensos y construir puentes con las diferentes tiendas políticas representadas en la Asamblea, lo que podría servirle para implementar políticas públicas necesarias y urgentes y sentar las bases para una reelección. Sin embargo, con la calidad de nuestra clase política y esas elecciones a la vuelta de la esquina, el camino es muy cuesta arriba.
Así, quizás la vía más sencilla para enfrentar estos desafíos sea una consulta popular en la que aborde los problemas más apremiantes. Primero, el crimen organizado y la inseguridad, proponiendo reformas que faciliten su combate. Luego, la economía, con políticas que posibiliten la estabilidad financiera y permitan gestionar eficientemente el siempre olvidado frente social. Además, la flexibilización laboral, que aumente el empleo digno sin que se permita la precarización.
Y, por supuesto, la reforma política, tocando especialmente el papel del CPCCS y del Consejo de la Judicatura, así como la transformación del sistema de partidos políticos, a fin de contar con organizaciones políticas de verdad.
Si ese es el despelote que se va a armar, pues bienvenido sea.
