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Ecuatorianos, ¿estamos listos?

Avatar del Arturo Moscoso Moreno

El destino de Ecuador está en juego y depende de todos nosotros decidir qué camino tomar

El próximo domingo 20 de agosto Ecuador enfrentará unas elecciones decisivas, que plantean a la ciudadanía una encrucijada repleta de desafíos políticos y sociales significativos que están poniendo en riesgo el futuro del país.

La inseguridad y la violencia son la tónica. El narcotráfico ha penetrado profundamente en la institucionalidad, alimentando un círculo vicioso de corrupción, crimen organizado y deterioro social. Estos problemas requieren un enfoque integral que vaya más allá de la simple represión y aborde las causas subyacentes, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.

Además, la probable aprobación de la consulta sobre el Yasuní supondrá una reducción de los fondos del Estado, lo que ejercerá más presión a la situación económica e incidirá, precisamente, en la capacidad estatal para afrontar estos desafíos.

Mientras, el sistema de partidos está polarizado y atomizado, con organizaciones sin programas claros y con estructuras controladas verticalmente por sus líderes o funcionando como meras maquinarias electorales. El resultado será una Asamblea fragmentada, lo que dificultará la gobernabilidad y la toma de decisiones consensuadas.

Dentro de este contexto, se hace necesario un voto consciente y bien informado, en el que se haga un ejercicio previo de análisis sobre los ofrecimientos de los candidatos, no solo a la presidencia sino también a la Asamblea. El país no puede tener nuevamente un legislativo de la mediocridad del anterior.

Tampoco se puede optar por propuestas demagógicas que ofrecen mano dura o milagros irrealizables. Hay que ser realistas y votar por quien presente propuestas viables y, sobre todo, que ofrezca consensos, porque sin ellos no se va a salir adelante. Peor aún darle el voto a aquellos que pretendan poner en riesgo la dolarización y/o volver a la deriva autoritaria.

¿Estamos listos para enfrentar estos desafíos? La respuesta está en nuestras manos y solo a través de una elección meditada y comprometida podremos avanzar. El destino de Ecuador está en juego y depende de todos nosotros decidir qué camino tomar.