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Un nuevo viaje

Avatar del Arturo Moscoso Moreno

Debemos estar muy atentos a los ofrecimientos de los candidatos y, evidentemente, a sus posibilidades de cumplirlos

Gracias a la generosidad de sus directivos, hoy me embarco en este EXPRESO e inicio un nuevo viaje. Aquí continuaré, como siempre hice en todos los medios que me han acogido (por lo cual les guardo una inmensa gratitud), con la defensa de la democracia y los derechos humanos, intentando generar un debate que permita entender la necesidad de protegerlos sin importar en qué orilla estemos.

Este es un país en el que la democracia se enfrenta a persistentes desafíos que ponen en entredicho su vigencia y en que los derechos humanos son constantemente vulnerados. Las instituciones son débiles, permisivas y maleables, impidiendo el ejercicio pleno de la ciudadanía, a lo que se le debe sumar una corrupción rampante y una justicia que favorece la impunidad.

El país tampoco cuenta con verdaderas organizaciones políticas. No hay partidos programáticos, con una ideología clara y en los que se generen nuevos liderazgos y compromisos a largo plazo. Solo existen maquinarias electorales y/o de alquiler entre los que saltan sin empacho candidatos oportunistas o que son utilizadas por el ‘outsider’ de turno.

Esto impide una participación ciudadana activa y la existencia de una clase política mejor preparada que permitan la construcción de instituciones sólidas y duraderas y la implementación de políticas públicas a largo plazo, alejadas de la demagogia y el populismo.

Ahora mismo, frente a las elecciones que se vienen en poco tiempo, se debe estar consciente de que el futuro de nuestra democracia está en juego. Por eso debemos estar muy atentos a los ofrecimientos de los candidatos y, evidentemente, a sus posibilidades de cumplirlos y, sobre todo, exigir su compromiso genuino con la defensa de los derechos humanos y de las instituciones democráticas. Lamentablemente, hay algunos candidatos y organizaciones políticas en los que se hace evidente que ese compromiso no existe. No votemos por ellos.

Así, les pido acompañarme en este nuevo viaje, en el que los invito a debatir, cuestionar, pero sobre todo, a mantenernos alertas frente a los ataques a la democracia y a los derechos humanos.