Bernardo Tobar: Argentina despierta

Rinde frutos llamar las cosas por su nombre, desnudar sin tapujos la hipocresía progre y pedirle a la gente que aprenda a pescar en lugar de hipotecar
Con amplio margen han decidido los argentinos, tras varias décadas de insistir en la versión peronista del socialismo y sus tenebrosos resultados, darle una oportunidad a la opción radicalmente opuesta. El resultado electoral es auspicioso para nuestros vecinos del sur y para toda la región, por las lecciones que deja y las dinámicas que desata.
Una de esas enseñanzas es la caducidad de lo políticamente correcto. Rinde frutos llamar las cosas por su nombre, desnudar sin tapujos la hipocresía progre y pedirle a la gente que aprenda a pescar en lugar de hipotecar su libertad por un plato de lentejas subsidiadas. Contra toda evidencia histórica, los socialistas siguen aplicando recetas que conducen a la pobreza, destruyen empleo, generan olas de emigrantes. Y pregonan, ¡vaya cinismo!, la justicia social. Les conviene gente venida a menos, pues su cantera de votos se nutre de siervos dependientes del Estado de bienestar y resentidos, no de ciudadanos libres y soberanos de su propio destino.
Otra constatación es el peso de la sustancia sobre el empaque, del concepto sobre el ardid publicitario. Porque Milei no ganó cambiando su imagen, moderando su estilo, recurriendo a poses o acomodándose a tendencias. Su discurso no giró sobre asuntos programáticos -que usualmente son una coartada para evadir cuestiones de fondo- sino sobre principios y valores libertarios. En suma, se jugó por sus creencias, evitando diluirlas en detalles operativos o cápsulas talla única digeribles por TikTok. Lo que la derecha rancia no acierta a articular, ya por cálculo o falta de ideas -defensa a ultranza, por ejemplo, de la anarquía del libre mercado y sus beneficios- fue su arma dialéctica principal.
Finalmente, Milei ha puesto el dedo en la llaga: el estado mental del individuo. Ha dicho que Argentina está infectada de socialismo, que hay que extirparlo de la cabeza de la gente, diagnóstico válido, con sus grados y matices, para todo el mundo occidental. Porque el socialismo, lo he sostenido varias veces, antes que una ideología es un complejo. Una tara que no se desbloquea con enmiendas constitucionales o decretos, sino con ideas y experiencias bien comunicadas. Esta habilidad de transmitir, que los resultados electorales evidencian, será el principal activo político del gobierno de Milei. Esperemos que tenga éxito, por Argentina y por la región, pues la palabra no conoce fronteras.