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Bernardo Tobar Carrión | Cría cuervos

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...europeos intimidados en su propio territorio por la colonización migratoria, los delirios de una burocracia omnipresente

Es baja la probabilidad de que la tercera generación proyecte la riqueza construida por las precedentes, porque la transmisión de los valores de austeridad, disciplina y trabajo que la hicieron posible no suele acompañar al traspaso patrimonial. Las nuevas hornadas no son enteramente culpables: los padres ya no le cuentan a sus hijos ni el Padrenuestro -o lo que sea su creencia trascendente-, y los abuelos, otrora sabios, respetados y visitados personajes, se disipan en la soledad de un geriátrico.

A más amplia escala se replica el fenómeno. Erosionados los valores y la cultura, cae por su raíz el árbol social y sus frutos. A quienes sufrieron los horrores de la guerra, la de fuego o la fría, con los sentidos afilados por las privaciones y los avances del totalitarismo, no les hubieran encajado, ni con el caballo de Troya del buenismo inclusivo, las fórmulas que tienen hoy a los europeos intimidados en su propio territorio por la colonización migratoria, los delirios de una burocracia omnipresente y la deconstrucción de su historia e identidad por colectivos victimistas. La Francia de la revolución, que alumbró la Ilustración e inspiró la emancipación republicana, ya no convoca a sus nuevas generaciones, muy quejosas y pedigüeñas, avergonzadas por una leyenda negra que aceptaron sin juicio crítico y rendidas al estereotipo progre. El gallo gabacho cae presa de sus propios cuervos y precipita el dominó europeo.

De este lado del Atlántico, con distintas máscaras, también obra un esfuerzo concertado para reescribir la historia y torcer el lenguaje, forzando al mortal común a pensarse ajeno a sus referencias identitarias y familiares, a los valores que hicieron de América la tierra de oportunidades. El lavado cerebral se administra con enunciados prefabricados del tipo cambio climático, comercio justo, distribución igualitaria, justicia social, identidad de género y otros lugares comunes que dan por sentados, esquivando todo debate y falseando hechos, que la autonomía humana destruye el planeta, el comercio libre es injusto, el mérito no justifica la propiedad, existe exclusión por diseño, o los cromosomas son una engañifa, de todo lo cual la Agenda 2030 hace alarde enciclopédico. De nada sirve la evidencia de prosperidad de las sociedades libres ante el adoctrinamiento contra la libertad individual en beneficio de una casta parasitaria y estatista.