Bernardo Tobar: ¿Planes o visiones?

La otra opción es, con todos sus errores, democrática, combate al crimen organizado, cree en el sector privado
En 1940 los Nazis se aprestaban a invadir Inglaterra, el apoyo aliado era incierto y se temía el mayor desastre militar de la historia británica. A pesar de esta adversidad, el discurso de Churchill rearmó el ánimo nacional, logrando un apoyo civil que resultó crítico para repeler, contra todo pronóstico, el ataque lanzado por Hitler. En 1963 Martin Luther King pronunció su célebre ‘I have a dream’, que marcó un hito en la conquista de los derechos civiles y sigue inspirando. Cómo olvidar la arenga de Juan Pablo II y su impacto en el espíritu libertario que disolvió la Unión Soviética. En esto radica la esencial función de los líderes: comunicar una visión y encender la fe colectiva en su realización.
Podríamos lamentarnos por la banalidad del reciente debate, del ataque avieso, la mentira palmaria, la farsa del formato y la inocua moderación. Pero es una necedad pedir propuestas cuando lo importante son las visiones. Y la visión del socialismo bolivariano la conocemos desde su irrupción en la política. Cuando ocupaban Carondelet metieron la mano en la justicia, controlaron todos los poderes, persiguieron opositores, estatizaron buena parte de la economía, condenando la gallina de los huevos de oro, Petroecuador, al alza de la corrupción y la baja de la producción, al igual que al sector eléctrico, cuyas obras, como tantas otras infraestructuras, resultaron un cuento chino. Dejaron la mesa servida de deudas, pues en su genialidad no les fue suficiente la lotería petrolera. Nunca una administración produjo tanto prontuario, sentenciado y prófugo. Ya en 2010 respetadas figuras alertaron de la penetración del narco en la política, que hizo metástasis. Y siguen moviendo los hilos del poder clandestinamente, con alias incluidos.
Y no será diferente si gana el delfín del correísmo, pues si algo confirmó el debate, con todas sus falencias y miserias, o quizás por éstas mismo, es que no tiene la autonomía que su campaña intentó proyectar. Su posición frente a la tiranía de Maduro y la situación social de Venezuela lo dice todo. Ese es su norte.
La otra opción es, con todos sus errores, democrática, combate al crimen organizado, cree en el sector privado, en el progreso en libertad. Pero una cosa es exponer una visión, y otra muy distinta, que está por verse, es contagiarla, estimulando las fibras sensibles de la conciencia nacional.