Bernardo Tobar: Ya va siendo hora

...como guinda del pastel, la paz con el Perú y la dolarización, los dos hitos más importantes para el progreso de la sociedad ecuatoriana en décadas
Se habían frustrado las negociaciones para lograr la paz tras el parecer técnico de los países garantes del Protocolo de Río, que reducían el problema a uno de demarcación en lugar de uno de límites, y el Perú se aprestaba a lanzar un ataque militar en cualquier momento. En estas circunstancias asumió Jamil Mahuad la presidencia en 1998. 77 días después se firmaba el acuerdo de paz definitivo, luego de un arbitraje que, hasta entonces, el Perú había rehusado sistemáticamente. Al término de 1998, Mahuad gozaba de una popularidad inédita y compartía puerta grande con El Juli.
Favor popular que se esfumó en 1999, apenas estalló en sus manos la bomba compuesta por déficit fiscal, asfixia económica, colapso de una parte del sistema financiero -varios bancos cerraron al no cumplir con normas de solvencia y patrimonio técnico-, los índices más altos en América Latina de deuda externa en relación con el PIB e hiperinflación. Naturalmente esta bomba no la fabricó en pocos meses el gobierno de entonces; fue el legado de procrastinación e irresponsabilidad fiscal que caracteriza la gestión de la cosa pública. La corta mecha que aceleraba la detonación se componía de un petróleo a 7 dólares -el precio más bajo en 30 años-, la imposibilidad de obtener recursos del FMI y otros organismos por la oposición interna a las reformas tributarias para reducir el déficit y la devastación de la Costa y de las principales exportaciones por el fenómeno de El Niño. Mientras tanto se urdía un cuartelazo, que efectivamente se concretó a inicios del 2000, pocos días después de que se dolarizara oficialmente la economía.
Habría que estar ciego para no ver el mérito de Mahuad y su equipo, en semejante escenario de naufragio económico y canibalismo político, en la adopción de varias medidas que evitaron el hundimiento -cortar la hiperinflación, sanear el sistema financiero, implementar el primer bono social, duplicar la recaudación fiscal-. Y como guinda del pastel, la paz con el Perú y la dolarización, los dos hitos más importantes para el progreso de la sociedad ecuatoriana en décadas.
Al recordar este capítulo de la historia nacional hay que repudiar la persecución judicial que Mahuad enfrenta desde el 2007, un absurdo sin la menor base, que solo retrata las miserias de quienes se han prestado a empresa tan innoble. Dicen que el tiempo pone las cosas en su lugar. Pues ya va siendo hora.