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Delirios imperiales

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En Ecuador hay otras protestas, numerosas, que no reciben la atención debida porque no van acompañadas de palos, piedras y ponchos

¿Llamamos protesta a la que se expresa mediante el bloqueo de vías, incendio y destrucción de propiedad, contaminación de fuentes de agua, secuestro de policías, asesinato de militares, paralización de servicios públicos? ¿Toleramos la violencia cuando se adorna con emblemas étnicos o se identifica con las demandas de una minoría privilegiada? Sí, privilegiada, pues los actos criminales de octubre de 2019 y junio de 2022 habrían derivado en condenas penales para cualquier persona común. A Iza y sus huestes, en cambio, les ha servido para ganar poder, poner de rodillas a dos gobiernos, hacer del Estado de derecho una caricatura, forzar el mantenimiento de subsidios a los combustibles y otras conquistas absurdas a costa del bolsillo de la mayoría y tener, hasta hace muy poco, acojonados a los ciudadanos de paz.

En Ecuador hay otras protestas, numerosas, que no reciben la atención debida porque no van acompañadas de palos, piedras y ponchos. Frente a las acciones y posiciones de la Conaie está la protesta ciudadana contra la amenaza de un nuevo paro y la estela de destrucción, división y zozobra que deja a su paso. Está el reclamo de todos los hogares, comercios, negocios, empresas y contribuyentes por las billonarias pérdidas, cuyos causantes, en lugar de enfrentar la ley, fueron premiados con asiento de primera fila en mesas de negociación oficial y la mirada para otro lado de los operadores de justicia. Está el reclamo de los jóvenes que quisieran tener oportunidades de trabajo que los inversionistas se llevan a otros países cada vez que a los líderes de la Conaie les da una rabieta. Está la estafa al ciudadano común, discriminado frente al privilegio ancestral de una minoría a la que se le reconocen territorios autónomos, participación especial en la explotación de recursos naturales y hasta su propia justicia, entre tantos otros derechos colectivos.

¿Y todavía pretende concesiones adicionales la dirigencia indígena para dejarse de amenazas y asumir de una vez por todas la responsabilidad de su propio destino, sin pedirle al resto de la sociedad que le sufrague sus delirios imperiales? Hay ejemplos en la historia de pueblos antes discriminados y preteridos que se han forjado un presente brillante con su propio esfuerzo y visión. Aquí nada parece bastarle a la Conaie. Llegó la hora de ponerle coto.