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Efecto dominó y bitcoin

Avatar del Bernardo Tobar

La devaluación monetaria es universal, adicción que pagan los ciudadanos de todo el mundo empleando cada vez más dinero para comprar lo mismo

Las monedas se originaron en la convención libre, antes que el estado-nación y los bancos centrales metieran baza. Según la época y la región, se usó como medio de pago sal en Abisinia, ciertas conchas en la India, tabaco en Virginia o azúcar en algunas colonias inglesas. Cuando se extendió el uso de metales, la autoridad intervino a pretexto de la dificultad de pesarlos y tasarlos, creando una estampa oficial que, se suponía, garantizaba su valor, dando así origen al monopolio estatal que ha caracterizado la emisión de la moneda moderna.

Este monopolio oficial dio paso, como era de esperarse, a la devaluación, que Adam Smith describe así (traducción libre): “…en cada país del mundo, creo yo, la avaricia e injusticia de príncipes y estados soberanos, abusando la confianza de los súbditos, ha disminuido gradualmente la cantidad real de metal que contenía originalmente la moneda. El as romano, en las últimas épocas de la República, fue reducido a la vigésima cuarta parte de su valor original, y en lugar de pesar una libra, vino a pesar solo la mitad de una onza”. Smith ofrece varios ejemplos más de países que continuaron pagando obligaciones al valor nominal originalmente pactado, pero con moneda devaluada.

El resto es historia: la devaluación monetaria es universal, adicción que pagan los ciudadanos de todo el mundo empleando cada vez más dinero para comprar lo mismo, una artera y encubierta confiscación. Como los Estados crecen parasitariamente -no producen nada, excepto burócratas para controlar a los que producen y moneda con aire-, la devaluación es un fenómeno incesante y el colapso consecuente, cuestión de tiempo, como sucedió en Argentina, Venezuela y tantos otros países, cuya moneda no vale ni el papel en el que está impresa. Hay un efecto dominó en curso.

La buena noticia es que, gracias al riesgo y la iniciativa privada de unos pocos adelantados a su tiempo, apareció bitcoin (BTC), que es ya una prueba de concepto de que podemos volver a una moneda sin estampa soberana e inmune a la manipulación oficial. Por eso el ataque concertado del ‘establishment’ en estos días contra las criptomonedas, cortándole los puentes de intercambio con la moneda ‘fiat’, ofensiva que coincide, paradójicamente, con el alza de la cotización de BTC cuando varios bancos en Estados Unidos caen víctimas del mismo círculo vicioso del que forma parte la devaluación.