Comité Olímpico Ecuatoriano

El movimiento olímpico tiene tanta trascendencia en la historia de la humanidad, que subsiste a lo largo de los siglos cubriendo con sus ideales y con sus simbolismos a todos los países de la tierra. Se han derrumbado imperios, han cambiado ideologías, pero el ideal olímpico permanece enhiesto. Tokio 2020 lo acaba de evidenciar.

Los comités olímpicos nacionales funcionan respetando la Carta Olímpica, que establece y garantiza su autonomía frente a los gobiernos. El COE (Comité Olímpico Ecuatoriano ) renovó su directiva el 4 de este mes en una asamblea que contó con la presencia de todas las federaciones ecuatorianas por deporte. Esta nueva directiva tiene la enorme responsabilidad de buscar la unidad entre todas las entidades deportivas del país, con la mirada puesta en su desarrollo, que conlleva el desarrollo físico, intelectual y ético de la niñez y de la juventud; luchar a brazo partido para que el gobierno no meta las manos en el deporte, como las metió el de Correa y su ministro de deportes, con consecuencias funestas (desaparecieron los centros de alto rendimiento, las directivas del deporte fueron desplazadas con candidatos del gobierno, entre otras “maravillas). Hay una enorme brecha entre las federaciones provinciales y las federaciones nacionales por deporte, lo que demanda un armonioso “reencuentro” para solucionar problemas como el económico, por ejemplo, y de esa manera trabajar con más tranquilidad. Por otra parte, la nueva directiva del COE debe terminar con el absurdo procedimiento de pagar sueldos mensuales a algunos de sus dirigentes, como equivocadamente lo hizo la directiva que se va, contrariando el principio que establece que como el olimpismo es un voluntariado, nadie debe ni puede percibir ninguna remuneración. Asimismo, en el olimpismo lo importante no es triunfar, sino luchar. Por ello, quienes no lograron ganar estas elecciones, como no son enemigos, sino adversarios por un momento, trabajarán como un solo hombre por la causa del deporte nacional.