Carlos Alberto Reyes: ‘Dutch Disease’
...la concentración de ingresos en el sector petrolero puede llevar a una distribución desigual de la riqueza
‘Dutch Disease’ o Enfermedad Holandesa es un término acuñado por la revista The Economist en 1977 para describir un fenómeno económico que experimentaron los Países Bajos después del descubrimiento de grandes reservas de gas natural en el Mar del Norte en la década de 1960.
En 1959, en el norte de Países Bajos se descubrieron importantes yacimientos de gas natural en el campo de Groningen; este descubrimiento llevó a un rápido aumento de las exportaciones de gas y, en consecuencia, a un incremento significativo de los ingresos en divisas para el país.
El súbito aumento de ingresos por exportaciones de gas generó una apreciación de la moneda local, el florín holandés (predecesor del euro), lo que ocasionó que las exportaciones de otros sectores, como la manufactura y la agricultura, se volvieran menos competitivas en el mercado internacional debido al aumento de los precios relativos.
A consecuencia de aquello, la actividad en estos sectores comenzó a decaer, derivando en una desindustrialización parcial de la economía. La industria manufacturera, en particular, sufrió una pérdida de competitividad y disminuyó su participación en la economía nacional.
Como resultado, a pesar del aumento de la riqueza nacional debido a las exportaciones de gas, la economía holandesa comenzó a mostrar signos de problemas estructurales. La dependencia excesiva del sector de recursos naturales llevó a una vulnerabilidad frente a las fluctuaciones de los precios del gas en el mercado internacional y una menor diversificación económica.
El término ‘Dutch Disease’ ha sido utilizado para describir esta situación en la que un ‘boom’ en la explotación de recursos naturales puede llevar a efectos negativos en otros sectores de la economía. Desde su conceptualización, este término ha sido utilizado para señalar fenómenos similares en otros países que han experimentado ‘booms’ de recursos naturales, como Venezuela con el petróleo, Australia con minerales, y muchos otros países ricos en recursos naturales, entre ellos, Ecuador.
Ecuador, un país con vastos recursos naturales, especialmente en petróleo, ha experimentado fluctuaciones económicas significativas debido a esta dependencia. La bonanza petrolera, mientras ha traído ingresos importantes, también ha expuesto a la economía a los riesgos asociados con la Enfermedad Holandesa.
La volatilidad de los precios del petróleo es un factor crítico. Cuando los precios del petróleo caen, los ingresos del gobierno disminuyen, lo cual puede llevar a recortes en el gasto público, afectando negativamente a la economía en general. Esto fue evidente durante la caída de los precios del petróleo en 2014-2016, cuando Ecuador enfrentó una crisis económica significativa.
Además, la concentración de ingresos en el sector petrolero puede llevar a una distribución desigual de la riqueza y al subdesarrollo de otros sectores económicos. La inversión pública y privada tiende a centrarse en la industria petrolera, dejando de lado áreas como la agricultura, la manufactura y los servicios. Esto no solo limita la diversificación económica, sino que también perpetúa la vulnerabilidad de la economía ecuatoriana ante las fluctuaciones del precio del petróleo en el mercado internacional. ¿Qué hacer frente a esta situación?