Carlos Alberto Reyes: Un vistazo a Milei
Logra así que esta ideología, desconocida por muchos, empiece a calar en la población en Argentina y en toda la región latinoamericana
El flamante presidente de la Argentina, el economista libertario, anarco-capitalista, Javier Milei, no deja de sorprender desde que ganara la presidencia hace casi dos meses, y su posesión hace un mes. Este anarco-capitalista logró lo impensable: derrotar al peronismo-kirchnerismo con más de 10 puntos de diferencia, convirtiéndose así en el primer presidente libertario de la historia.
Sorprende cómo un libertario logró imponerse en un país tomado por el populismo peronista y kirchnerista, subyugado durante décadas con políticas económicas que se enfocan en la intervención y control de los mercados, en el estatismo supurante, las altas cargas impositivas que justifican la ineficiencia y financian la corrupción, el control cambiario y la restricción de la tenencia de divisas, los supuestos programas sociales inflados y desviados, la exagerada carga laboral estatal que sostiene a cerca de 3,5 millones de funcionarios públicos que hay en este país. Políticas que fueron las causantes de la total debacle económica de Argentina, generando una inflación que podría superar el 160 % al cierre del 2023 y que la convirtieron de una de las economías más fuertes del mundo a la segunda peor de Latinoamérica.
Contraria a estas políticas imperantes durante los últimos cien años, la ideología libertaria propugna la eliminación del Estado y su reemplazo por el libre intercambio de bienes, respetando la libertad como derecho natural inherente al individuo, primando sobre cualquier tipo de coacción estatal o colectiva. Esta ideología nace con Murray Rothbard, un economista estadounidense formado en el liberalismo económico clásico, que propuso la formación de un sistema anarco-capitalista.
Javier Milei, un abierto admirador de las ideas de Murray Rothbard y alumno del famoso economista español Jesús Huerta de Soto, se viralizó en la televisión argentina cuando empezó a expresar las ideas básicas del anarco-capitalismo como crítica a la situación económica que estaba atravesando este país, presentando conceptos económicos complejos de una manera simple, apasionada y exaltada, para expresar el gran sentimiento de indignación y rabia que tenía la mayoría de la población respecto a la catástrofe económica que se vive en Argentina.
Logra así que esta ideología, desconocida por muchos, empiece a calar en la población en Argentina y en toda la región latinoamericana, especialmente en los jóvenes. Un gran porcentaje de la juventud terminó viéndose atraído a la retórica y los mensajes presentados por este libertario.
Con estos resultados, la izquierda latinoamericana ha quedado arrinconada y temerosa ante la posibilidad de que las ideas del libertarismo se propaguen por toda la región, perdiendo la mamadera del Estado interventor. Aseveran falazmente que las ideas libertarias nunca se habrían puesto en práctica y por lo tanto serían una quimera que podría tener resultados desastrosos. Acusan a Milei de ser un fascista neoderechista, comparándolo con Donald Trump o Jair Bolsonaro. Auguran la eliminación de derechos sociales adquiridos, lo que ocasionaría olas de violencia en las calles.
Estas aseveraciones revelan su desesperación y no tienen asidero alguno, como quedará demostrado en la próxima entrega de esta columna.