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Carlos Reyes: Un cambio necesario

Avatar del Carlos Alberto Reyes Salvador

Otrora una de las economías más prósperas del mundo, Argentina hoy no es ni la sombra de lo que fue

Un pueblo que acude a las urnas con ansias de cambio, con la esperanza de un futuro mejor, de volver a ser lo que un día fueron. Un país cuyo esplendor fue opacado y destruido, capturado durante 15 de los últimos 20 años por el cáncer del socialismo, sometido por aquel espejismo que promete igualdad y justicia social a cambio de obediencia y sumisión, saqueado por su propia casta gobiernista, cooptado en toda su institucionalidad por la corrupción y la desvergüenza.

Otrora una de las economías más prósperas del mundo, Argentina hoy no es ni la sombra de lo que fue. Hace un siglo figuraba entre los 10 países más ricos del mundo, gracias a su extensa producción y exportación de carnes y productos agrícolas; era conocido como el granero del mundo, disfrutando de un gran nivel de inversión extranjera. Su capital era considerada una de las ciudades más ricas y cosmopolitas.

Pero llegó el peronismo a mitad del siglo XX con su “justicialismo” (muy parecido al socialismo que en aquellas épocas era muy mal visto), con su enfoque intervencionista y estatista, enmarcado en un populismo tal que hasta la fecha es idolatrado y recordado con nostalgia vacua. A partir de aquí, períodos de inestabilidad, golpes de Estado y dictaduras iban menoscabando la fortaleza del país. Un breve neoliberalismo en los 90 brindó cierta estabilidad económica, pero su economía no resistió y terminó colapsando junto con su moneda en los albores del presente siglo.

En este escenario se instaura el segundo peronismo, de la mano del kirchnerismo, pero sin el eufemismo del justicialismo y con el eslogan bien puesto: Socialismo del Siglo XXI. Los Kirchner llegaron con el recetario castrista para perennizarse en el poder, primero Néstor, luego su esposa, Cristina y ahora el vicepresidente de Cristina, con ella en la vicepresidencia gobernando. Como ellos, pocos. Los Chávez-Maduro que llevan 25 años saqueando Venezuela, los Lula-Dilmas en Brasil, los Ortega en Nicaragua. Todos ellos envueltos en escándalos de corrupción, todos aferrados al poder para evitar enfrentar a la justicia, todos enriquecidos mientras empobrecen a sus pueblos.

Al parecer, Argentina dijo: “¡basta!”. “¡No nos tragamos más el cuento!”. La fábula y el espejismo parecen desvanecerse frente a la incursión de un político desenfadado y desenfrenado que, desde su óptica libertaria, se declara un anarco-capitalista, dispuesto a acabar con la casta política que durante años ha robado a manos llenas al país entero. Milei, un personaje exuberante, un economista brillante, no duda en aplicar una política económica neoliberal pura y dura, libertaria, que permita fortalecer la economía del país mediante el impulso de la inversión privada como motor del crecimiento económico, la disminución del tamaño del Estado, el control del gasto público, la disminución de impuestos y de regulaciones gubernamentales y, con suerte, hasta la adecuada implementación de una dolarización, a fin de evitar que gobiernos corruptos continúen robando a los ciudadanos honestos que trabajan para vivir.

Sin duda, un giro radical en la Argentina que durante tantos años se dejó embelesar por la narrativa del socialismo mientras fueron vilmente despojados de todo. Una oportunidad de cambio que no deben dejar pasar.