Carlos Reyes | “Eres libre del odio y la venganza”
Las medidas fueron duras, pero hoy reconocemos que fue esa firmeza lo que permitió que Perú resurja como una economía sólida
Con estas palabras, Keiko Fujimori despedía a su padre. Palabras que encapsulan no solo el dolor de una hija, sino el sentimiento de un país que honra el legado de quien fue el artífice de una transformación que sacó al Perú del abismo.
Alberto Fujimori, el hombre que tomó las riendas de un Perú herido por el terror y la miseria, hoy se despide dejando una huella indeleble en la historia del país. Su vida, marcada por grandes aciertos y profundos errores, fue un reflejo de la complejidad del liderazgo en tiempos de crisis.
Fujimori llegó al poder en uno de los momentos más oscuros de la historia reciente del Perú, un país sumido en una espiral de violencia, donde los atentados de Sendero Luminoso y el MRTA sacudían a los ciudadanos día a día. Con una determinación inquebrantable, se enfrentó al terrorismo con mano firme, tomando decisiones que salvaron miles de vidas. La captura de Abimael Guzmán, la figura más temida de Sendero Luminoso, fue un triunfo que representó no solo el fin de un ciclo de terror, sino el renacer de la esperanza en los peruanos.
Fujimori logró también rescatar al país del colapso económico. Cuando asumió la presidencia, el Perú estaba al borde de la ruina. La hiperinflación había destruido los ahorros de las familias y la confianza en el futuro. Contra todo pronóstico, se implementó el “Fujishock”, una serie de reformas económicas que, aunque dolorosas en un primer momento, devolvieron la estabilidad al país. Las medidas fueron duras, pero hoy, cuando miramos hacia atrás, reconocemos que fue esa firmeza lo que permitió que el Perú resurja como una economía sólida, atrayendo inversiones y generando oportunidades para las futuras generaciones. Estas políticas sentaron las bases para un crecimiento sostenido que ha perdurado hasta nuestros días.
Bajo su gobierno se promulgó la Constitución de 1993, un documento que sigue siendo la base de la estructura legal y económica del país. Esta Constitución sentó las bases para un estado moderno, defendió principios como el libre mercado, la autonomía del Banco Central y el desarrollo económico, que han permitido al Perú mantener una estabilidad que pocos países en la región han logrado.
Durante sus años en el poder impulsó la inversión en infraestructura que asegure la presencia del Estado en todos los rincones del país mediante la construcción de colegios, hospitales y grandes obras viales que aún hoy son parte vital del tejido del país. Millones de peruanos accedieron por primera vez a servicios básicos como agua potable y electricidad gracias a su visión de un Perú más equitativo.
Fujimori también será recordado por la paz que logró con Ecuador en 1998, una hazaña diplomática que puso fin a décadas de conflicto entre ambos países. La firma del Acuerdo de Paz de Brasilia fue un ejemplo de su capacidad para negociar en momentos críticos, consolidando un legado no solo militar y económico, sino también de paz.
El legado de Alberto Fujimori no está exento de sombras. Los errores cometidos en la lucha contra el terrorismo, las violaciones a los derechos humanos y la búsqueda de un tercer mandato mancharon su carrera. Su exilio en Japón y su posterior encarcelamiento en Perú por casi 20 años fueron capítulos dolorosos.
Sin embargo, a pesar de los errores, gracias a él, el Perú pudo levantarse de las cenizas. En palabras de su hija: “El pueblo peruano te ha absuelto de tanta persecución y de tanto odio”.