Carlos Alberto Reyes Salvador | Los frentes de Noboa
Hay un presidente dispuesto a combatir la corrupción, aunque algunos críticos lo ven como una estrategia...
La política ecuatoriana ha sido históricamente un espacio de intensos conflictos, alianzas estratégicas y decisiones controversiales. En este panorama, el gobierno de Daniel Noboa ha destacado por una estrategia de confrontación directa que, aunque ha generado desgaste político en algunos sectores, también ha consolidado una imagen de firmeza ante la corrupción, las mafias y la impunidad.
Uno de los episodios más llamativos de este periodo ha sido la situación de la vicepresidenta Verónica Abad. Tras una serie de medidas controversiales, incluyendo su envío a misiones diplomáticas en Israel y Turquía, Abad fue suspendida por 150 días sin sueldo mediante un sumario administrativo. Este movimiento no solo buscó apartarla de Carondelet, sino que también refleja las tensiones internas dentro del Ejecutivo. La vicepresidente enfrenta un camino incierto que podría resolverse en la Corte Constitucional. Sin embargo, esta suspensión ha dejado en evidencia la fractura y los desafíos de gobernabilidad dentro del actual mandato presidencial.
Por otro lado, el asalto a la embajada ecuatoriana para capturar al exvicepresidente Jorge Glas marcó un hito en el manejo de la política exterior. Si bien esta acción fue celebrada por algunos sectores como un golpe a la impunidad, también tuvo repercusiones diplomáticas significativas, como la ruptura de relaciones con México.
Ambos hechos podrían explicar la notable ausencia de dignatarios invitados a la Cumbre Iberoamericana organizada por Ecuador, que podría interpretarse como un gesto de rechazo por parte de la comunidad internacional hacia el gobierno de Noboa. Este aislamiento, combinado con la percepción de medidas autoritarias, ha puesto en entredicho la capacidad del país para mantener relaciones diplomáticas fluidas en la región.
A nivel interno, Noboa también ha apuntado hacia figuras emblemáticas de la política y la administración pública. El alcalde de Guayaquil, involucrado en un caso de presunto tráfico de combustible relacionado con las gasolineras de su familia, enfrenta un proceso judicial que podría tener repercusiones en su gestión y en su futuro político. Este movimiento refuerza la narrativa de un presidente dispuesto a combatir la corrupción, aunque algunos críticos lo ven como una estrategia para debilitar a posibles adversarios políticos.
Otro frente de confrontación fue contra el único candidato que parecía tener posibilidades de alterar el tablero electoral, Jan Topic. El Tribunal Contencioso Electoral (TCE) descalificó su candidatura, mientras que la Arcotel revocó la concesión del cable submarino operado por una empresa de su familia. Estos actos, aunque fundamentados en cuestiones legales, han sido vistos por algunos como tácticas para consolidar el control político del Gobierno.
A pesar del desgaste político que suelen generar estas tácticas, la percepción pública hacia Noboa parece mantenerse positiva. Muchos ciudadanos valoran su disposición para enfrentar problemas estructurales como la corrupción, la delincuencia organizada y la impunidad. Este discurso de firmeza ha permitido al presidente sostener cierto apoyo popular, incluso en medio de un clima político y social convulso. Su estilo confrontativo evidencia un enfoque implacable hacia la transformación del sistema político ecuatoriano.