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Panorama económico

Avatar del Carlos Alberto Reyes Salvador

Las cifras macroeconómicas que se tienen a la fecha revelan menores ingresos y mayores gastos en el Gobierno

El panorama económico del país no resulta muy favorable para quien resulte ganador de las próximas elecciones de agosto. Las cifras macroeconómicas que se tienen a la fecha revelan menores ingresos y mayores gastos en el Gobierno.

De acuerdo a información del Observatorio de Política Fiscal, hasta mayo de este año el país ha visto disminuir sus ingresos en 8,5 % con respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que sus gastos se incrementaron en 18 %.

La caída de ingresos se explica, principalmente, por la disminución el precio del petróleo y, en menor grado, por una disminución en la recaudación tributaria; mientras que el aumento del gasto público va de la mano de un incremento en sueldos y bonos de ayuda social, junto con mayores pagos a los GAD, al IESS y la deuda externa.

Este panorama permite prever que el déficit fiscal que recibirá el nuevo gobernante a finales de año, podría ascender a $ 5.000 millones de dólares, equivalente a un 4 % del PIB, cifra que dista mucho de los resultado del año pasado, cuando se logró un déficit de casi $ 2.000 millones de dólares, apenas un 1,7 % del PIB.

El Gobierno insiste en defender sus resultados económicos, señalando la caída del déficit fiscal de 7,7 % en el 2021 al 2 % en el año 2022, una reducción en el endeudamiento del 61 % al 55 % del PIB, logrado gracias a la renegociación de la deuda con China y por el canje de bonos ambientales de Galápagos. También, señala el crecimiento de ventas del 5 % con respecto al año anterior y justifica su reforma tributaria señalando que han bajado impuestos a la clase media, la disminución en el ICE, ISD y el IVA en feriados para el sector turístico.

Sin embargo, la realidad habla por sí misma y los efectos se sienten en el día a día con una desaceleración de la economía que, amenazada por el fenómeno de El Niño, se podría estancar con un crecimiento cercano a cero. Esto podría repercutir en una menor producción, menor recaudación, menos fuentes de empleo, quiebras y un debilitamiento del aparato productivo, con consecuencias muy duras para el país.

Y, por si fuera poco, en este panorama de por sí caótico, está por realizarse la consulta del Yasuní, que de ser aprobada obligaría al cierre del bloque 43, empeorando la situación económica del país al contraer más la producción petrolera.

Este es el país que recibirá el próximo Gobierno, con un déficit fiscal en aumento, una industria petrolera amenazada, un aparato productivo golpeado por impuestos y la amenaza de El Niño que podría traer severos daños a la infraestructura del país.

El nuevo gobernante tendrá 18 meses para ordenar la casa. Para esto deberá contraer el gasto fiscal, asegurando que los ingresos no se vean consumidos por el gasto corriente; deberá procurar dinamizar la economía mediante políticas impositivas que impulsen la generación de riqueza a partir del sector privado, incentivando la inversión y el consumo; deberá afrontar El Niño, que se estima que podría generar pérdidas de hasta $ 3.500 millones de dólares, incluyendo daños en infraestructura, carreteras y puentes. Asimismo, deberá capear el bajo precio del petróleo y la caída de la producción, sumando la consulta del ITT, que podría afectar en 12 % de la producción diaria, significando unos $ 1.000 millones anuales.