Carlos Andrés Vera | ¿Por qué abandonó Topic?
Personalmente no me convencieron sus explicaciones
No pretendo con esta columna animar a Jan Topic a reconsiderar su retiro de la papeleta presidencial. No soy amigo ni partidario; incluso tuve algún desencuentro con él en redes sociales. Tal vez busco analizar su caso para reflexionar sobre la determinación que debe tener cualquier persona que se proponga liderar este país.
Jan Topic tiene un carácter fuerte. Nadie puede dudarlo: desde haber participado en una guerra hasta lanzarse a la Presidencia de la República siendo prácticamente un desconocido. Su perfil de experto en tecnología y seguridad jugó a su favor y estuvo cerca de llegar a la segunda vuelta, encarnando –fuera su intención o no– el arquetipo del Rambo criollo. Ese evento, que para este autor fue un caso de éxito político, para Topic significó una frustración, porque rápidamente migró del arquetipo de Rambo al de víctima.
Después de la elección, pasó de enfocarse en el problema de la inseguridad a enfocarse en el problema de las fake news, la mala prensa, los trolls, con un tono matizado por el drama de quien se considera víctima de todo ese fenómeno. Sin embargo, no se quedó ahí. Pasó de la queja a un proceso de meditación política, desarrollando una propuesta innovadora (no podremos saber si efectiva), apoyada en comunidades y tecnología. Así, “Transforma” fue una señal de que Topic migraba del arquetipo de víctima al de transformador, algo que seguramente es más afín a su personalidad. Montó rápidamente un equipo, una campaña y volvió a recorrer el país. En síntesis, se lanzaba nuevamente a la presidencia.
Y luego, Topic abandonó.
¿Por qué?
Personalmente no me convencieron sus explicaciones. Correré el riesgo de especular: fue advertido de que, si corría, iba a comprometer el patrimonio familiar, cuyos negocios dependen en buena medida del Estado.
Sí, puedo estar equivocado. Solo él sabe los verdaderos motivos de su retirada. Sin embargo, me resultó inevitable pensar que, si pudieron detener a Topic, pueden detener a cualquiera.
Sanear el laberinto político ecuatoriano, sanearlo en serio, tendrá que apoyarse en mucho más que un buen equipo, recursos, buenas intenciones y propuestas. Tendrá que apoyarse en el liderazgo de una persona dispuesta a jugarse todo por un proyecto democrático. Líderes así, habrá muy pocos.