Carlos Andrés Vera | Artistas del prompt
Un software llamado Sora publicó videos generados con IA cuyo resultado fue impresionante
El tráiler de la nueva película del Guasón presenta un plano que me impactó por su fuerza expresiva. En él, el personaje interpretado por Lady Gaga toma un lápiz labial y dibuja una sonrisa sobre el vidrio que la separa de Joaquin Phoenix. “Quiero ver el verdadero tú”, le dice Gaga. Phoenix, sutilmente, desplaza su rostro hasta que el dibujo en el vidrio coincide perfectamente con su boca: se revela al Guasón. Detrás de ese plano, hay una idea cargada de símbolos y poesía. Hay una interpretación a cargo de un actor brillante y una ejecución técnica que va desde la selección del lente para filmar hasta cada detalle del ambiente, el sonido y la luz. En síntesis, hay un proceso arduo, creativo y técnico, cuyo resultado se reduce a una palabra: cine. Y eso, jamás podrá ser reemplazado por un prompt.
Un prompt es una instrucción que un creador le da a una herramienta de inteligencia artificial (IA) para que genere una imagen o un video. Hoy en día, el software de generación de imágenes y videos con IA es tan avanzado que es casi imposible obtener malos resultados. Por ejemplo, si voy a una plataforma como Midjourney y escribo “imagen realista de un cóndor volando sobre el Chimborazo”, el resultado será exactamente eso. Hasta aquí, la IA se ha convertido en una herramienta muy útil para los creadores audiovisuales. El peligro radica en que muchos comienzan a creer que se convertirán en artistas simplemente usando prompts.
Hace meses, un software llamado Sora publicó videos generados con IA cuyo resultado fue impresionante. El más famoso de estos videos fue el de un gato caminando en medio de la vegetación. Su fisionomía y sus movimientos eran perfectos. Al ver esos videos, muchos sentenciaron que el cine ha muerto. O, lo que es peor: ahora cualquiera puede hacer cine. Me reí. El cine no se trata de generar imágenes realistas. Implica un largo proceso creativo y colaborativo, donde idealmente el resultado será una obra con múltiples capas de significado, estéticamente coherente y, con frecuencia, emotiva. Esto demanda conocimientos técnicos, un bagaje cultural importante, sensibilidad y conciencia. Tal como el plano del Guasón, que jamás habría podido ser resuelto escribiendo un prompt.