Carlos Vera: Hay esperanza

Si emulamos desde nuestro lugar ese ejemplo, hay esperanza
En la superficie, terminamos 2023 sin pasos firmes a soluciones para los problemas que nos abruman: violencia imparable, economía estancada, empleo escaso, miedo a caminar en la calle. En mucha gente, el deseo creciente de tirar la toalla, el desánimo, el hartazgo. Es comprensible que esa mayoría silenciosa que anhela salir adelante con trabajo y en paz, pierda la esperanza. Y sin embargo…
Sin embargo, Metástasis, el caso judicial que ha provocado más horror, es también una luz de esperanza. Sí, indigna sumergirse en esos chats, ver cómo una serie de truhanes compraron sentencias, jueces, fiscales, generales, autoridades y dispusieron de la vida de quien se les cruzara en el camino. Lo que no debemos perder de vista, es que así como hemos sido testigos de una operación macabra, hemos visto también el trabajo de funcionarios públicos honestos que han expuesto el corazón del problema: la penetración del crimen organizado en la sociedad y el Estado.
Metástasis no se ha limitado solo al diagnóstico del mal sino que lo ha atacado sin ambages, señalando a los responsables, metiendo en prisión a la cabeza de una justicia podrida, y enfrentando a quienes desde la política y la sociedad se han esmerado en proteger (una vez más) a las mafias que han quedado al descubierto.
El crimen organizado acusará el golpe y responderá con fuerza. Lo que necesitan para ganar esta guerra es una sociedad resignada, una ciudadanía rendida. Necesitan que pensemos únicamente en nuestra parcela y aceptemos, sin más, las tragedias que nos abruman. No les demos el gusto.
Mientras sean más los ciudadanos que opten por la honestidad antes que por la sapada, hay esperanza. Mientras sean más los que elijan la libertad de conciencia antes que la sumisión, hay esperanza. Pero para salir del hueco hay que empezar a escalar. Hay que moverse.
En una sociedad tan escasa de referentes, dejar de contemplar tragedias desde las gradas e intervenir en la solución de los conflictos sociales demanda valentía y conciencia. Tal vez por eso cerramos el año viendo en Metástasis no solo un despliegue de maldad sino también de mucho valor. Si emulamos desde nuestro lugar ese ejemplo, hay esperanza.