Carlos Andrés Vera | ‘No country for’ demócratas
Hoy ya no está Lasso en Carondelet (maduro, conciliador, mesurado), sino Noboa (implacable, autoritario, vengativo
En 2021 Lasso comenzó su gobierno con buen pie: ante la emergencia de la pandemia movilizó a aliados internacionales, al sector privado y al Estado para vacunar a 9 millones de ecuatorianos en 100 días. Lo que parecía una promesa demagógica se cumplió al pie de la letra, dando esperanza al país. Luego vino un declive consistente del gobierno, que tuvo múltiples aristas. Algunas fueron responsabilidad del Ejecutivo: no supieron contener los estallidos de violencia, la calidad de varios servicios públicos decayó y se tomaron malas decisiones políticas. Otras recayeron en el Legislativo: cuando RC5 y el PSC notaron que Lasso alcanzaba un 70 % de aprobación tras la vacunación, optaron por hacer inviable al gobierno. Finalmente, lo lograron. Estos antecedentes son claves para entender las posturas del actual presidente.
Hoy ya no está Lasso en Carondelet (maduro, conciliador, mesurado), sino Noboa (implacable, autoritario, vengativo). Del otro lado, los principales antagonistas del Ejecutivo no buscan ser oposición en el sentido democrático de la palabra, sino replicar la estrategia de ahogar al gobierno hasta que se arrodille o caiga, como hicieron con Lasso. Lo que no estuvo en los cálculos de nadie fue el carácter de Noboa: ¿la vicepresidenta es una amenaza? Mándala a Israel. ¿Unos sicarios irrumpen en TC? Conflicto armado interno. ¿Glas se refugia en una embajada? Sácalo y mándalo a La Roca. A Noboa no le importan las formas, las leyes ni la Constitución. Por primera vez, el correísmo se enfrenta a su verdadera némesis, en una lucha a muerte por demostrar quién es más inescrupuloso. Y como era de esperarse, en un país que idolatra a los caudillos, Noboa se ha vuelto tan popular que ni los cortes de luz de 12 horas han mermado su capital electoral.
Si el correísmo no se hubiera empeñado en ahorcar a Lasso, probablemente ganaba la elección que se viene en unas semanas. Si el PSC no formaba parte de ese complot, probablemente mantendrían un bloque legislativo interesante. Hoy ambos escenarios lucen improbables. Su actitud carroñera y chantajista dio lugar al patriarca que podría ser quien los termine de enterrar. Quién lo diría.
Desde la grada, pienso que ese ideal de político cuyo propósito es servir y transformar lleva mucho tiempo siendo una ficción. Ecuador es ‘no country for’ demócratas.