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Carlos Andrés Vera: Tenemos ángel

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Presidente Noboa: demuestre que sí se puede gobernar lejos de la política mafiosa y populista

Ecuador acaba de vivir otro momento definitorio. La victoria de Daniel Noboa en la elección presidencial no fue cualquier cosa. Representa el cuarto -o quizá el quinto- intento consecutivo del correísmo, año tras año, por volver al poder. Y otra vez, se quedaron cortos. Desde 2018, cuando esa organización se fracturó y sus principales líderes empezaron a tener problemas con la justicia, no ha pasado un solo año sin que hayan estado dispuestos a llevar al país al caos institucional con tal de recuperar el control político.

Hagamos memoria. En octubre de 2019, el cuartel general de la violencia fue la Prefectura de Pichincha. Estuvimos a nada de un golpe de Estado. No lo consiguieron. En 2021, Andrés Arauz estuvo a punto de ganar en una sola vuelta pero en la segunda, Guillermo Lasso cambió la historia. En 2022 volvieron a intentar una desestabilización con otro paro criminal que terminó en una tentativa de destitución desde la Asamblea. Hoy sabemos, gracias al caso Metástasis, que uno de los operadores fue Leandro Norero. En 2023 empujaron a Lasso a la muerte cruzada para retomar el poder. Sus cálculos fallaron y surgió Daniel Noboa. Finalmente, en 2025, Noboa vuelve a ganar, con una victoria que pudo haber sido apretada, pero terminó -gracias a la conciencia de la gente- siendo clara.

Sirva este ejercicio de memoria, no para ahondar en traumas colectivos, sino para decir que este país tiene un ángel de la guarda. Cada vez que hemos estado al borde del abismo, algo -o alguien- nos ha salvado. Sin embargo, no podemos vivir dependiendo de milagros, acudiendo a cada rato a los servicios de algún poder divino. Le toca ahora a Daniel Noboa asumir este momento con responsabilidad, madurez y capacidad histórica.

Presidente Noboa: demuestre que sí se puede gobernar lejos de la política mafiosa y populista. Su gran reto es unir al Ecuador, fortalecer sus instituciones y enfrentar con firmeza los problemas más urgentes. Tiene la confianza de la mayoría de ecuatorianos. Conforme un equipo con la capacidad y la sabiduría para unirnos e institucionalizarnos, corregir errores y lograr una presidencia que marque un antes y un después.

Que en el futuro no sea el ángel quien nos salve, sino el resultado de una política pensada en la gente, sobre todo en la más vulnerable.