Independiente del Valle o 9 de Octubre
La pregunta es qué vamos a emular los ciudadanos en un país que todos los días nos arrastra a la encrucijada de la luz o la oscuridad
No hablaré aquí de lo que sucede en una cancha de fútbol sino fuera de ella. Tanto Independiente como 9 de Octubre tienen plantillas y cuerpos técnicos de alto nivel, capaces de alcanzar éxito deportivo. Pero también, en buena medida, estas instituciones son una metáfora de los dilemas más complejos que hoy enfrenta el Ecuador.
Independiente del Valle fue comprado por un grupo empresarial que -por sobre todo- quería desarrollar un proyecto social. Años atrás tuve la oportunidad de hablar del tema con uno de sus dirigentes y escuchar de primera mano el idealismo que el proyecto tenía por detrás: Deller, miembro de una familia de migrantes que progresó en apenas dos generaciones, guardaba especial gratitud por este país. Su sueño fue regalarle al Ecuador un proyecto deportivo que forme y eduque a miles de jóvenes sin recursos. Esa visión demostró estar lejos del idealismo porque en apenas una década, Independiente no es solo un proyecto social exitoso sino el proyecto deportivo referente del continente.
Independiente es, en síntesis, la prueba de que se puede cambiar al país con visión, trabajo y honestidad. 9 de Octubre es la otra cara de la moneda.
Hace pocos días, jugadores de Macará denunciaron intentos de sobornos previo a un partido contra 9 de Octubre. El fin de semana pasado, en lo que fue tal vez el arbitraje más bochornoso que haya visto nuestro fútbol, Marlon Vera benefició a ese club en circunstancias difíciles de explicar si no es a través de aspectos extradeportivos. Los dirigentes de Liga han puesto el dedo en la llaga y -a criterio de este autor- dichas las cosas por su nombre: lo que vimos no fue un cúmulo de errores arbitrales sino una actuación dolosa, que merece investigarse más allá de la FEF y la LigaPro. El club es dirigido por una familia cuestionada por corrupción, representante de lo peor de la política, y la cereza del pastel es que uno de sus jugadores está actualmente siendo investigado por temas relacionados al sicariato.
Ambos modelos pueden tener éxito deportivo. La pregunta es qué vamos a emular los ciudadanos en un país que todos los días nos arrastra a la encrucijada de la luz o la oscuridad.