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Carlos Andrés Vera: Mandos medios

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Si algo abunda en los pasillos de las instituciones del Estado, es la desconfianza

La reunión tiene lugar en el ministerio, entre el dueño de una empresa privada y altos funcionarios. Durante el encuentro, el empresario expone cómo su empresa se ve perjudicada por la minería ilegal. Cita años de denuncias, delitos ambientales probados, informes y documentos que deberían resultar en una acción urgente del Estado para restablecer la legalidad en la zona. Los funcionarios del ministerio le dan la razón: las concesiones deben derogarse, e incluso deberían intervenir las Fuerzas Armadas. Sin embargo, no sucede. ¿Por qué? Porque existe toda una cadena de funcionarios que operan en favor de la minera, ya sea porque forman parte de la estructura delictiva o porque están amenazados.

Este caso es un ejemplo más del verdadero cáncer de nuestras instituciones: el crimen organizado ha tomado los mandos medios de prácticamente todas las entidades de control y seguridad del Estado. Si no, pregúntenle al prófugo de la justicia más famoso del país, quien recientemente hablaba de mandos “leales” en la secretaría de inteligencia que le filtran información, como si eso fuera normal. O a los operadores del ECU 911 que filtraban los movimientos de Villavicencio a sus asesinos. O a aquellos que bloquean los permisos ambientales de proyectos que el país necesita con urgencia.

Quienes han estado en el poder en los últimos años comprenden perfectamente esta realidad, y aun así no han actuado con la firmeza que una situación como esta demanda. Por supuesto, en el Estado también abundan profesionales de carrera, comprometidos con el país. Pero sin una depuración profunda de todas las instituciones, el Estado no cambiará, por mucha buena voluntad que tenga cualquier líder al mando.

Si algo abunda en los pasillos de las instituciones del Estado, es la desconfianza. Nadie sabe con quién está sentado. Nadie sabe si está frente a un funcionario o al operador de alguna mafia. En este clima, es evidente que cualquiera que quiera mejorar el Ecuador primero deberá tener el valor de depurar los mandos medios del Estado.