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Carlos Andrés Vera: La piñata macabra

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Si queremos detener la piñata macabra, hay que tener el valor para intervenir.

Rubem Fonseca es uno de esos escritores que antes llamábamos ‘malditos’. Brasilero, se metió a escritor después de una carrera como uno de esos abogados que el Estado te proporciona cuando no tienes dinero para pagar uno.

El primer cuento que leí de él, se llama Relato de acontecimiento, y describe un accidente donde un bus mata una vaca. Los habitantes cercanos y demás vehículos que transitan no se concentran en asistir a los heridos producto del accidente, sino en faenar la vaca y llevarse toda la carne hasta dejar un puñado de huesos y sangre en la carretera. Leí ese cuento hace más de veinte años y su crudeza me parecía algo de otro mundo. ¡Quién diría que hace unos días vería yo la ecuatorianización de ese relato!, esta vez en video.

El video está filmado desde un auto que recorre la escena de un accidente. Sobre el asfalto, un cuerpo inerte. No sabemos si se trata de un herido o de un cadáver. Nadie lo asiste. Junto al cuerpo, un SUV accidentado, clavado en la cuneta de la vía. Más adelante, decenas de personas están parqueando sus vehículos para recoger dinero que se regó por todos lados, producto del accidente. Una especie de piñata, solo que en lugar de caramelos hay billetes, y en lugar de un recipiente de barro, hay una persona en el piso. Una piñata macabra que bien puede convertirse en metáfora del camino que está tomando nuestra sociedad. Las preguntas que me asaltaron fueron… ¿eso somos? ¿Tenemos remedio?

¿Eso somos? En parte, sí. La violencia exacerbada, las brechas sociales, personas criadas en familias y ambientes cada vez más disfuncionales, nos alejan de valores superiores como la compasión, la honestidad, la empatía. Pero no somos solo eso. Probablemente fueron más los que se indignaron al contemplar el espectáculo.

¿Tenemos remedio? Sin duda, siempre y cuando dejemos de contemplar. La batalla por nuestro país no va a ganarse desde la cobardía. Decenas de personas que pasaban no robaron. Pero tampoco asistieron a los heridos o hicieron nada para detener el robo. Si queremos detener la piñata macabra, hay que tener el valor para intervenir.