Carlos Andrés Vera: La red criminal

Son esos políticos los que con enorme cinismo, se promueven como la solución a la pesadilla que vivimos.
En 2006 las FARC aportaron dinero a la campaña política que llegó al poder.
Para 2009 y después de la salida de la base de Manta, Manabí y Esmeraldas empiezan a ser utilizadas por el narco como rutas de exportación de cocaína.
Para 2011, el mantense alias Gerard es uno de los narcos más peligrosos del continente. Es Gerard quien se apalanca en una banda de delincuencia común y la convierte en una banda de narcotraficantes: Los Choneros, cuyo líder en ese momento era alias Rasquiña.
En 2015, con el narco operando a placer, los negocios relacionados empiezan a emerger: mayor consumo local de droga, lo que genera un nuevo mercado que es disputado por bandas. Se disparan los sicariatos, el secuestro y el gran monstruo de la minería ilegal.
Para 2018, las operaciones de minería ilegal no solo generan un desastre ambiental en cada lugar al que llegan, sino que distintas poblaciones ven con terror cómo los empresarios locales son secuestrados y los negocios vacunados.
Empieza a crecer entonces el fenómeno de la migración, ya que las oportunidades de trabajo se ven cada vez más reducidas y la vida en general, más peligrosa.
Para 2022 la ola migratoria es enorme. Las redes de chulqueros y coyoteros a los que acude una persona que elige salir del país, son financiadas por el narcotráfico y la minería ilegal.
Crece exponencialmente el negocio del chulco, el coyoterismo, la extorsión y el secuestro porque muchos migrantes son secuestrados en México.
Las familias que en Ecuador deben pagar su liberación, pagan a las mismas estructuras que financiaron el viaje.
La red criminal compra fiscales, autoridades, jueces y siempre, aporta al financiamiento de campañas políticas.
La capacidad operativa del Estado para enfrentar este monstruo es paupérrima y cada intento por cambiar esa realidad, boicoteado por los políticos que forman parte de la red.
Son esos políticos los que con enorme cinismo, se promueven como la solución a la pesadilla que vivimos.