Carlos Andrés Vera: Restrepo

Y que este país y esta sociedad encuentren los caminos que nos permitan estar a la altura de tu ejemplo
La primera memoria que tengo asociada a ese apellido es de Luz Elena Arismendi, dando un sentido testimonio en un reportaje de televisión. Tendría yo 8 o 9 años, y desde entonces me impactó esa frase: ¿dónde están Santiago y Andrés? Recuerdo una entrevista que Carlos Vera le hizo a León Febres-Cordero. Entre los personajes que plantearon consultas al entonces expresidente apareció Pedro Restrepo, demoledor y frontal: “Señor Febres-Cordero, ¿dónde están mis hijos?”.
Recuerdo al ministro Frank Vargas Pazzos ordenando cercar un terreno cerca del cuartel de policía en la Mitad del Mundo, pues circulaba el rumor de que los cuerpos estarían allí. Recuerdo la formal reapertura del caso durante el gobierno de Correa y la búsqueda de los cuerpos en Yambo. Recuerdo el conmovedor testimonio en forma de película: Mi corazón en Yambo, una joya de nuestro cine documental, dirigida por María Fernanda, la hermana menor. Y recuerdo noticias sobre la agonía de Pedro en los últimos meses. Finalmente, el pasado 23 de diciembre, Pedro Restrepo falleció.
Treinta y siete años buscando la verdad, sin desistir jamás. Treinta y siete años: una vida entera. Qué difícil agregar valor a todo lo que ya se ha dicho. En el intento, observo mi interior y me pregunto: ¿qué es lo que más admiro de este señor?
Restrepo es resiliencia, coraje para enfrentar una de las peores adversidades imaginables. Restrepo es militancia, sociedad civil, derechos humanos. Restrepo es memoria y advertencia: hay atrocidades que nunca más deberían ocurrir (y sin embargo, siguen ocurriendo; pues ya son miles los casos de desapariciones forzadas sin respuesta).
Tuve alguna vez el gusto de conocerlo, intercambiar palabras, encontrar afinidades. Después, nuestras posturas sobre el contexto político nos distanciaron. Pero eso no impide reconocer la era que marcó en el país.
Para mí, Restrepo es, sobre todo, un padre. Y lo valoro en toda su dimensión desde que tengo la fortuna de ser papá, hace apenas unos años. Restrepo es símbolo del amor más incondicional, puro y profundo: el amor a los hijos. Con su vida, Pedro Restrepo nos ha dado un espectáculo de amor sagrado. Por ese legado, gracias. Descansa en paz, Pedro. Disfruta ese tan anhelado encuentro con tus hijos. Y que este país y esta sociedad encuentren los caminos que nos permitan estar a la altura de tu ejemplo.