Una historia desconocida sobre el Yasuní

Este país puede ser muy ingrato: a los buenos profesionales se los escracha y a los ladrones se los idolatra
En 2005, fuera de los círculos de investigadores, eran escasas las personas que conocían la existencia de pueblos no contactados en el parque nacional Yasuní. Si el lector lo ignora, se trata de pequeños grupos humanos que viven de la misma forma desde hace milenios y en la mayoría de casos han optado por mantenerse aislados, evitando el contacto con la modernidad. Yo supe de ellos gracias a la visita de una persona que había documentado varias casas de pueblos ocultos en el bloque 17, que colinda con y al mismo tiempo es, parte del Yasuní.
Esta persona me compartió historias asombrosas sobre los pueblos ocultos. Me puso en contacto con uno de los mayores expertos: Miguel Ángel Cabodevilla, para entonces autor de varios libros. Esta persona me invitó a la zona para que sea testigo de primera mano de todo lo que ahí ocurría. Así nació Taromenani, un documental que estrené en 2007 y que contribuyó a que nuevas generaciones conozcan una historia hasta entonces desconocida para la mayoría de ecuatorianos.
Esta persona fue uno de los ejecutivos más altos de la canadiense Encana, entonces operadora del bloque 17. Al comprobar la existencia de pueblos ocultos en su bloque, dedicó la mayor parte de su tiempo a protegerlos. Por eso invitó a autoridades como la entonces ministra de Ambiente, Ana Albán, a sobrevolar el área y acelerar las gestiones para que la zona intangible del parque se delimite. Fue gracias a meses de gestiones que él lideró, que finalmente la zona intangible al interior del Yasuní se delimitó en 2006. Gracias a eso, Encana devolvió 53 % del bloque 17 al Estado.
Esta persona se llama Fernando Benalcázar. Es ecuatoriano. Siendo ejecutivo de la industria petrolera, ha hecho más por el Yasuní y los pueblos ocultos que la mayoría de activistas ambientales que conozco. Recientemente lo vi protagonizar un video infame, donde ambientalistas ignorantes lo responsabilizaban de derrames petroleros y actividades nefastas en las cuales él nunca participó, todo para promover el SÍ en la próxima consulta.
Este país puede ser muy ingrato: a los buenos profesionales se los escracha y a los ladrones se los idolatra.