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Interpretar las señales

Avatar del Carlos Andrés Vera

Mientras más vuelvo al accidente, más mensajes encuentro

Me dirigí a pescar (como tantas veces he hecho) a la punta del muelle. Al llegar, observé la marea y la forma en que reventaban las olas, para elegir un lugar seguro desde donde poder lanzar los señuelos. Elegí un punto y empecé. Dos minutos después, una ola más grande de lo normal me hizo perder el balance. Me raspé una pierna. Luego, otra ola casi me bota. En ese momento debí comprender que no estaba en un lugar seguro. Seguí pescando. La tercera ola no perdonó. Me hizo perder completamente el equilibrio, me expulsó contra otra roca y me estrellé de cabeza. Al levantarme, era un atado de heridas y sangre regadas por todo mi cuerpo.

Pesco desde que tengo siete años. No me considero una persona irresponsable, pero me confié. Di por sentado que toda mi experiencia previa tendría afinados mis sensores de peligro. No pude estar más equivocado. Al volver, lleno de dolor y mientras decidía si ir o no a un hospital para tratarme las heridas, me sentí una persona extremadamente afortunada. Comprendí la lección detrás del accidente. Y volví a reconocer el lenguaje con el que siempre nos habla la naturaleza. “Carlos, el precio que tendrás que pagar esta vez son heridas superficiales. Si no aprendes a interpretar el peligro, la próxima será mucho peor”. Mensaje recibido.

Mientras más vuelvo al accidente, más mensajes encuentro.

“Carlos, la vida es un suspiro. Aprovéchala. Carlos, sé con tus hijos el tipo de padre que deseas ser. Carlos, comparte más tiempo con tu madre. Carlos, dales prioridad a tus sueños. Carlos, observa todo con mayor detalle. Carlos, elimina esos hábitos que ponen en riesgo tu salud. Carlos, el dolor es solo una sensación, aprende a manejarlo. Carlos, disfruta un poco más”.

No es necesario sufrir un accidente para recibir estos mensajes. Nuestra sensibilidad y sentidos se ponen a flor de piel a partir de eventos traumáticos. Sin embargo, si nos esmeramos en observar, los mensajes están siempre en todas partes. Es cuestión de saber interpretar las señales.