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El peor tipo de traición

Avatar del Carlos Andrés Vera

Un gobierno débil como este debe proteger sin tibieza el que es aún uno de sus activos: el combate a la corrupción.

En un país como Ecuador, si una persona honesta ejerce un cargo público corre enormes riesgos y tiene mucho que perder. Esa persona debe saber que en el camino enfrentará sapos de todos los tamaños. Desde aquellos asesores que el partido colocó a lo largo y ancho de la función pública y se dedican a comisionar por los proyectos que promuevan, hasta mafias poderosas que intentarán doblar la voluntad del nuevo funcionario.

Lo más probable es que esa persona sea también criticada o empapelada porque -haga lo que haga- formará parte de una institución parcialmente tomada por la corrupción. Si esa persona ha sido además elegida para liderar cambios, deberá ser consciente de lo que le espera y mantenerse implacable en sus principios éticos.

Se entiende pues que si una persona honesta ingresa a la función pública, es porque su vocación de servicio es mayor a los temores que la tarea supone. Se trata entonces de una persona no solo honesta sino valiente.

Esa persona tendrá que depositar su confianza en otros para que se conviertan en los emisarios de su mensaje en pos de una gestión eficiente y transparente. ¿Qué sucede cuando uno de esos emisarios se aprovecha de la confianza depositada en él y traiciona su compromiso de honestidad?

En estos días se han hecho públicas denuncias contra el ministro de Energía, Xavier Vera. Su inocencia o culpabilidad le corresponde determinarla a la justicia. Lo que le corresponde al presidente, que depositó en Vera su confianza, es no poner las manos al fuego ante cuestionamientos de tanta contundencia.

Por decencia, el ministro debe renunciar.

El presidente Lasso no tiene por qué jugarse por aquel que haya traicionado un compromiso ético con él, y mucho menos con el país.

Un gobierno débil como este debe proteger sin tibieza el que es aún uno de sus activos: el combate a la corrupción.

Quien esté ahí en busca del beneficio propio, ejerce el peor tipo de traición.