Reflexiones al terminar la semana

Hoy nuestro destino reposa en manos de una ciudadanía abatida, más receptiva al populismo y apática respecto al futuro del país.
De la Asamblea no hay nada que rescatar. Bloquearon todos los intentos por avanzar es temas vitales: reforma laboral para generar más empleo, bloqueada. Reforma constitucional para que FF. AA. puedan colaborar con la Policía en la seguridad interna, detenida. Reformas a la ley de extinción de dominio que le permitan al Estado combatir más eficazmente a las mafias o la corrupción, estancadas. Es decir, leyes o reformas necesarias para generar empleo, combatir la inseguridad y golpear a la corrupción, cero. Pero invítales a esos impresentables a un viaje para apoyar a Rusia o Irán y gustosos ampliarán su repertorio de comedia bizarra.
El juicio político al presidente fue un evento inédito e histórico. La ocasión ameritaba toda la seriedad del caso. Si vas a dar un golpe de ese calibre, con tantas implicaciones y riesgos, hazlo bien, con seriedad, con honestidad y con verdad. Qué va. En el proceso pretendieron acusar al presidente de traición a la patria, inequívoca señal de que la consigna era sacarlo por cualquier cosa. Ya durante el juicio por supuesto peculado, nunca demostrar delito ni mucho menos responsabilidad política. Una payasada.
A esa payasada había que dinamitarla.
Lo triste es que se lo hizo tarde. Lasso pudo mandar ese circo a su casa apenas empezaron a bloquear todas sus iniciativas, año y medio atrás. Con muerte cruzada y una consulta temprana habría tenido la posibilidad de reelegirse para terminar su mandato junto a una Asamblea que le permita trabajar. Pudo desaparecer el CPCCS, que hoy ha sido cooptado para buscar la impunidad que tanto anhela el prófugo más famoso y popular del país, por ejemplo. ¿Por qué no lo hizo? Tal vez al interior de su equipo se trazaron puentes con quien nunca debieron. Eso le permitió a la mafia política tener un respiro y fortalecerse. Para cuando Lasso se dio cuenta del error, su popularidad ya estaba en el piso y su gobierno contra las cuerdas. Esos ‘asesores’ se cargaron así no más un gobierno que prometió otro tipo de legado.
Se perdió una oportunidad gigante. Hoy nuestro destino reposa en manos de una ciudadanía abatida, más receptiva al populismo y apática respecto al futuro del país.