Carlos Larreátegui: No hay educación sin moral

Necesitamos un cambio cultural, y la cultura cambia a nivel personal
Cuando hablamos de moral, hablamos de carácter y cómo vivir la vida. Así la definió Aristóteles hace más de dos mil años. La moral implica no solo la ética, entendida como la capacidad intelectual de distinguir entre el bien y el mal, sino también el actuar en consecuencia de esa distinción.
En algún momento de nuestra historia reciente, la enseñanza de la moral se perdió, a pesar de haber sido parte fundamental de la educación desde tiempos de Sócrates. Este abandono ha resultado en generaciones a la deriva, incapaces de desarrollar una visión coherente del mundo y de cómo actuar en él.
Esto plantea un grave problema: si no existe un acuerdo social sobre qué está mal, en la práctica, nada lo estará. La relativización de la moral ha erosionado el tejido social en los últimos 50 años, debilitando los valores compartidos y generando un entorno donde la confianza y el sentido de pertenencia se ven amenazados.
Es urgente que las universidades retomen la enseñanza de la moral. En contra de lo que algunos sostienen, no hay mejor manera de promover el ejercicio de la libertad individual que brindando las herramientas para formar una visión del mundo y actuar en consecuencia.
Incluso si se argumentara que no se debe influir en la moral de las personas, es innegable que el ejercicio de cualquier profesión conlleva dilemas éticos. No se puede hablar de derecho sin justicia, de medicina sin responsabilidad o de ingeniería sin seguridad. La moral es inherente al quehacer profesional y debe ser parte de la educación superior, independientemente de que se trate de una formación profesionalizante o humanística.
Necesitamos un cambio cultural, y la cultura cambia a nivel personal. Si no educamos a los jóvenes para que puedan discernir y construir un sistema mínimo de valores compartidos, será imposible encaminarnos hacia el bienestar. La enseñanza de la moral no es una opción, sino una necesidad para garantizar una sociedad más unida y preparada para afrontar los desafíos del futuro.