Carlos Emilio Larreátegui | Jamil
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La dolarización significó una de las reformas económicas más importantes de nuestra historia
Así pide que lo llamen, sin la vanidad que suele acompañar a quienes han ostentado la máxima responsabilidad pública en Ecuador. Lo conocí en 2022, al llegar a Boston para emprender mis estudios de maestría. Me había citado en la cafetería de la Escuela Kennedy de Harvard hacia la cual me apresuré, nervioso ante la oportunidad de conocer a una figura protagónica de nuestra historia. Al llegar, me saludó con el optimismo singular que lo caracteriza. “Presidente Mahuad, buenos días”, le dije. “Por favor, dígame Jamil” me contestó.
Este año se cumple el 25.º aniversario del fin del gobierno de Jamil Mahuad. A pesar de su corta duración, tras el ruin golpe de Estado de enero del 2000, la presidencia de Mahuad dejó un legado vital para el país. La firma de la paz con Perú, que puso fin al conflicto armado más prolongado de este hemisferio, permitió la fecunda relación que hoy tenemos con el vecino del sur y una mayor inversión pública en lo social. La dolarización significó una de las reformas económicas más importantes de nuestra historia; después de un cuarto de siglo con una inflación más sana que la de Estados Unidos, el balance es indiscutible. El Bono Solidario se ha consolidado como una de las políticas de erradicación de la pobreza más exitosas de la región. Y la pionera declaración del Yasuní como zona intangible protegió más de un millón de hectáreas de nuestra Amazonía.
Al revisar nuestra historia, es difícil encontrar un gobierno que haya logrado tanto en tan poco tiempo. Ecuador le debe mucho al presidente Mahuad y, aún así, le ha impuesto un exilio infame. Aunque, en realidad, quienes perdemos somos los ecuatorianos. El presidente Mahuad es un referente en algunos de los foros académicos y políticos más importantes del mundo.
Jamil, con la conciencia tranquila, no guarda resentimiento ni contra un país que no ha reconocido su lugar en la historia, ni contra quienes conspiraron en su derrocamiento. Este año, al conmemorar la excepcional herencia del presidente Mahuad, celebremos su legado y condenemos el injusto exilio impuesto a un patriota.