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Carlos Emilio Larreátegui | ¿El ocaso de la Universidad?

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En un mundo donde la mentira se ha vuelto moneda corriente, necesitamos profesionales dotados de pensamiento crítico

En los últimos años, han proliferado titulares alarmantes que anuncian el final de la Universidad. El acceso masivo al conocimiento a través de Internet y, más recientemente, de la inteligencia artificial, parece amenazar el rol de la Universidad en la sociedad contemporánea. A esto se suma la hiperespecialización demandada por las empresas, la cual se contrapone a la formación integral que ofrece la Universidad. Algunas corporaciones incluso han dejado de exigir títulos universitarios a sus empleados, lo que dibuja un futuro incierto para la educación superior.

Sin embargo, un análisis más profundo demuestra que esta visión resulta equivocada. La Universidad no existe únicamente para formar profesionales; su función más importante es formar ciudadanos que contribuyan al bien común. Este es un principio central de la educación superior que debe prevalecer a pesar de las exigencias de un sistema económico que promueve la especialización y el rendimiento laboral por sobre todas las cosas.

Como señala el catedrático español José María Torralba en Una educación liberal, las universidades, mediante la instrucción humanista, proporcionan a los estudiantes las herramientas esenciales para ejercer su libertad y alcanzar una realización plena.

Como todas las organizaciones, la Universidad tendrá que adaptarse a las nuevas realidades. Esta seguirá siendo clave para formar profesionales con habilidades duraderas que les permitan adaptarse a los vertiginosos cambios de nuestro tiempo.

Lejos de volverse obsoleta, la Universidad seguirá siendo esencial para la formación de ciudadanos pensantes, capaces de participar responsablemente en las democracias en un contexto marcado por la desinformación y la distorsión de la realidad bajo intereses inconfesables.

En un mundo donde la mentira se ha vuelto moneda corriente, necesitamos profesionales dotados de pensamiento crítico y dispuestos a emprender con determinación la búsqueda de la verdad.