Carlos Alfonso Martínez | Proteger a los candidatos presidenciales
Es de vital importancia que las instituciones del Estado asuman el compromiso de garantizar la protección de los candidatos
El atentado perpetrado contra el hijo del candidato presidencial Jimmy Jairala es un acto atroz y absolutamente condenable. En los últimos días hemos escuchado diversas teorías sobre los motivos que pudieron haber originado este lamentable suceso. Algunas hipótesis rozan lo fantasioso, mientras que otras se apoyan en la trayectoria política de Jairala y en su vida empresarial; en algunos casos parecen más bien producto de una noticia falsa mal estructurada.
¿Cuál fue el verdadero móvil de este atentado? Es probable que nunca lleguemos a conocerlo con absoluta certeza, y si se trató de un atentado cuidadosamente planeado pero ejecutado con torpeza. Sin embargo, lo verdaderamente relevante es que no se considere este hecho como un evento aislado. No podemos perder de vista los múltiples atentados que, a lo largo del tiempo, se han dirigido no solo contra candidatos, sino también contra funcionarios públicos. Somos una nación con una memoria frágil, que parece haber olvidado a las numerosas víctimas vinculadas a cargos públicos que han perdido la vida. Los casos de Villavicencio e Intriago son los que más han resonado, pero existen muchos más que permanecen en el olvido.
Recientemente pude conversar con un candidato presidencial y le pregunté sobre el tema de la seguridad. De inmediato empezó a exponerme su plan para mejorar la seguridad del país, como si tuviera bien ensayado el discurso. Sin embargo, lo interrumpí para aclararle que me refería a su seguridad personal. Eso lo tomó por sorpresa; fue un momento algo incómodo. Pero terminó confesándome su preocupación, solidarizándose con el candidato Jairala.
Es de vital importancia que las instituciones del Estado, en colaboración con la Policía Nacional, asuman el compromiso de garantizar la protección de los candidatos presidenciales. Sería trágico que se repitieran los episodios violentos que ensombrecieron las elecciones pasadas, marcadas por el asesinato de un candidato que tenía serias posibilidades de llegar a la segunda vuelta electoral.
Es imperativo que los candidatos presidenciales se sientan seguros; resultaría lamentable que alguno decidiera retirarse de la contienda electoral por temor a perder la vida.