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Carlos Alfonso Martínez | Una sola vuelta

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Los ecuatorianos anhelamos conocer pronto quién guiará al país durante los próximos cuatro años 

El reciente debate presidencial, lamentablemente, dejó mucho que desear. Fue un evento decepcionante, carente de dinamismo y previsiblemente monótono. Más allá del destacado desempeño de Andrea González, quien cumplió un papel admirable, lo que parece cada vez más claro es quién ocupará la Presidencia en el próximo período.

Debo confesar que esperaba mucho más de los candidatos del primer bloque, especialmente considerando su amplia trayectoria en la política nacional. Sin embargo, lo que presenciamos fueron tres horas interminables, marcadas por discursos vacíos, sin confrontaciones significativas ni momentos de verdadera conexión con la ciudadanía. Admito que, de haber anticipado la falta de profundidad, habría optado por dedicar ese tiempo a una película o a una serie.

El segundo bloque, en contraste, logró rescatar algo del interés gracias a la participación de Andrea González y Pedro Granja, quienes aportaron cierto dinamismo. Andrea González sobresalió por su preparación y claridad, mientras que Pedro Granja tuvo intervenciones puntuales de mérito.

Sin embargo, el verdadero beneficiario de esta jornada fue el actual presidente, quien salió ileso. En un escenario donde no enfrenta ataques, es natural que conserve su posición sin mayores contratiempos. Su actuación fue serena, estratégica y respaldada por un equipo de asesores que, sin duda, merece reconocimiento por su labor.

Si el presidente logra reelegirse, gran parte de este éxito deberá atribuirse a su equipo de comunicación, cuyo esfuerzo fue evidente.

En este contexto, considero que el escenario más probable es una victoria de Daniel Noboa en primera vuelta. Aunque el correísmo mantiene una base sólida, será el elevado número de votantes indecisos quien incline la balanza en esta elección. Los ecuatorianos anhelamos conocer pronto quién guiará al país durante los próximos cuatro años, un periodo que promete ser crucial para nuestra estabilidad política y económica.

El año 2025 ha comenzado con renovadas expectativas, particularmente en el ámbito empresarial, que muestra signos de dinamismo y esperanza. Confiemos en que este sea un año de crecimiento, prosperidad y fortalecimiento institucional, elementos indispensables para el desarrollo sostenible de nuestra nación.