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Siete meses

Avatar del Catrina Tala

Hace siete meses asesinaron a Efraín Ruales. Hace siete meses apagaron la luz de una de las figuras más queridas de la televisión y redes sociales. Hace siete meses mi novio me despertaba y me decía: “le dispararon a Efra”, y yo, sin creerlo (aún no puedo creerlo) me ponía a buscar desesperada su rastro en las noticias y a llamar a sus mejores amigos.

Hace siete meses el país se paralizó con una pregunta en la garganta… ¿Por qué?

Debo confesar que desde ese día vivo más asustada de lo normal. Porque si mataron a Efra, que no le hacía daño a nadie, que dedicaba la mayor parte de su tiempo a hacernos reír, ¿qué nos espera a nosotros, que a ratos somos mucho más críticos con quienes están alrededor del poder?

Pero me asusta más pensar que el asesinato de Efraín se utilizó para hacer un espectáculo del crimen y no para investigarlo a fondo.

Como él, hasta la fecha han sido asesinadas más de 1.370 personas y sus familias cuentan los días, esperando una justicia que probablemente nunca llegue.

Estamos en el peligroso límite en el que normalizamos la decadencia de nuestro sistema judicial. Hemos permitido que jueces y fiscales mediocres muevan los hilos de la justicia en el país. Hemos permitido que jueguen con nosotros.

¿Qué más tiene que pasar? ¿Cuánto tiempo más debemos esperar para que no solo el asesinato de Efraín tenga un responsable intelectual y respuestas más eficientes a las investigaciones?

Siguen pasando los meses y nos quedamos impávidos ante la impunidad. Me aterra que solo nos sentemos a recordar a nuestros familiares y amigos como eso, seres que transitaron y se fueron. Me asusta que Efraín solo sea un recuerdo, mientras los responsables de su muerte cruel y prematura sonríen pensando que el país lo manejan ellos.

Tantos silencios cómplices, tantas cortinas de humo, tanta ineptitud, tanto sensacionalismo. Tanto morbo que asquea. ¿Hasta cuándo?

Si normalizamos la violencia y la impunidad, seguiremos contando los meses sin tener respuestas.