César Febres-Cordero | A estas alturas del partido
A estas alturas del partido, en las dos elecciones anteriores ya había al menos un tercer candidato fuerte
A menos de tres semanas del inicio oficial del tiempo de campaña, algunos analistas, imparciales o agradecidos, dan ya por vencedores de la primera vuelta a dos candidatos, Daniel Noboa y Luisa González. Otros admiten la posibilidad, quizá más como esperanza que como cálculo, de que en las semanas que restan una tercera figura despegue en las encuestas y desplace a uno de los avatares, para mucha gente odiosos, del correísmo y del anticorreísmo. Vale la pena poner estas dos expectativas bajo la lupa de la historia reciente.
Llama la atención que, a estas alturas del partido, en las dos elecciones anteriores ya había al menos un tercer candidato fuerte: Yaku en el 2021 y el mismo junto a Sonnenholzner y Villavicencio en el 2023. Punto para los punteros, Daniel y Luisa. Sin embargo, no hay que olvidar que en ambos casos todavía no crecían candidaturas importantes como la de Hervas, Topic o la del actual presidente. ¿Qué más hay de diferente, hasta ahora, entre las dos últimas elecciones y esta? Mucho, pero se puede resaltar algunos puntos interesantes.
Primero, que tenemos a un presidente-candidato, quien conserva una considerable aceptación. Claro, siendo aún temprano en lo que realmente es el período inconcluso de su impopular antecesor. Segundo, que este presidente-candidato no duda en usar el poder del Estado en contra de sus enemigos (uno se quedó fuera de la papeleta). Esto infunde miedo en sus rivales, quienes hasta ahora se guardan las peores denuncias en su contra, aunque bien que podrían estar esperando un momento más decisivo para atacar. Tercero, que aunque el presidente-candidato ha adoptado el anticorreísmo, también ha preferido enemistarse con los otros anticorreístas y hasta culparlos, presumiblemente con alguna efectividad, por la crisis eléctrica. Cuarto, que la última elección se vio marcada por altos niveles de violencia (también la anterior a esa, si consideramos la masacre de febrero de 2021) y que eso pudo haber afectado el ánimo y la predisposición de los votantes. Y quinto, que ahora los debates, que ya aprendimos a no ignorar, se darán otra vez tres semanas antes de las votaciones, a diferencia del 2023.