César Febres-Cordero: Una autopsia al ojo para Kamala
Trump solo tuvo que abrir sus brazos y recibir a la masa de consumidores marchando desde los pasillos de Walmart
Sobrepasando las estimaciones, Donald Trump derrotó con holgura a Kamala Harris. Una elección que se esperaba que fuese apretada, y que hubiese podido tomar días en definirse, ya estaba cantada antes de que amanezca. Encima, ha sido la primera victoria republicana en el voto popular desde el 2004. Ni los jóvenes ni las mujeres, con quienes Trump creció en apoyo, ni el aborto, disputado en varias papeletas, lograron salvar a Harris. Más bien, muchos segmentos demográficos la abandonaron, y ya hay quienes apuntan a eso como la causa de su derrota, mientras otros señalan a la guerra cultural. Sin embargo, debemos cortar más profundo en la sociedad americana para aproximarnos a la verdadera causa motora de esta elección.
Los años de la pospandemia han sido marcados por la inflación, que a pesar de que nunca alcanzó niveles setenteros, sigue siendo una causa de inmenso malestar. Si bien los ‘Bidenomics’ y sus subvenciones tuvieron un rol en el aumento de la inflación (que en parte fue causada por las estragos que la pandemia desató sobre la oferta global, aunque el votante no lo haya percibido así), a su vez lograron sostener el consumo, recuperar empleos y hasta mejorar los salarios. Pero el votante estadounidense, desindicalizado y con una tenue conciencia de clase, es más un consumidor que un asalariado. Ese votante a duras penas sintió la recuperación económica. Recibió un par de cheques, que Trump mandó primero, y luego volvió al trabajo. Ni vio venir la crisis que Biden previno, pero sí se percató de los nuevos precios del cartón de huevos y del galón de gasolina, y se molestó. Mientras Biden trabajó para un trabajador electoralmente extinto, Trump solo tuvo que abrir sus brazos y recibir a la masa de consumidores marchando desde los pasillos de Walmart y conduciendo desde las bombas de la Shell.
Quizá las cosas hubieran sido distintas si los créditos tributarios y las condonaciones de deuda que Biden impulsó no hubieran muerto en el Congreso y en las cortes. Pero no fue así, y Kamala recibió un legado pesado, sin triunfos que mostrarle al electorado para convencerlo de mantener a los demócratas en la Casa Blanca. Ese peso la hundió.