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César Febres-Cordero | El curioso gabinete de Mr. Trump (II)

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Las designaciones heterodoxas de Trump no se limitan a la seguridad nacional o a la economía

Las contradicciones dentro del Partido Republicano no se limitan a la diplomacia. Aunque por décadas el GOP ha sido el partido del ‘laissez faire’, Trump ha introducido en él vertientes populistas que hablan de ‘reshoring’ y de una nueva política industrial, mientras que el mismo presidente electo amenaza con una guerra tarifaria con China y con coerciones del mismo tipo contra México y Canadá, supuestamente en el nombre de detener el influjo de drogas y migrantes a los Estados Unidos.

Siguiendo esa línea, Trump ha elegido al financista Howard Lutnik como secretario de Comercio y a Jamieson Greer como principal negociador comercial, quienes prometen alinearse al trumpismo de línea dura y sus posturas económicas populistas. Sin embargo, para la Secretaría del Tesoro el escogido ha sido Scott Bessent, quien venció a Lutnik en la disputa por ese cargo. La nominación de Bessent es interpretada como un guiño al ala empresarial tradicional del partido republicano, es decir, otro ejercicio de balance en el futuro gabinete de Trump.

Las designaciones heterodoxas de Trump no se limitan a la seguridad nacional o a la economía. Llama mucho la atención la nominación de Robert Kennedy Jr. para secretario de Salud. En su momento se puso en duda que Trump le diera directamente un puesto en su gabinete, pero al final decidió premiar la renuncia a su candidatura y el endoso de su apoyo en las elecciones, al igual que hizo con Tulsi Gabbard, quien formalizó su cruce al partido republicano durante la campaña.

Kennedy tiene en su haber una larga lista de controversias. Él ha sido señalado como corresponsable de la muerte de decenas de niños en Samoa por una campaña en contra de las vacuna del sarampión en la que participó. También se lo ha captado en cámara especulando sobre una supuesta inmunidad étnica por diseño (un mito racista) en el virus del covid. Pero pese a todo eso, él no ha sido el nominado más extraño o impopular de Trump entre los republicanos. Y por eso las semanas que vienen serán claves para definir una pugna entre el gran caudillo gringo y sus propios senadores.