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César Febres-Cordero | Europa: victoria de la derecha en perspectiva

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Hasta ahora, la mayor parte de la derecha moderada en Europa ha evitado entrar en coaliciones con la ultraderecha

Los resultados de las elecciones europeas han sido anunciados como una victoria arrolladora de la ultraderecha, y aunque han representado un claro avance de sus fuerzas, la historia es más complicada.

En Bruselas la cosa no pinta a que vaya a cambiar mucho. Aunque la socialdemocracia y el liberalismo hayan perdido escaños, sumados a la centroderecha no les faltarán votos para sostener la mayoría del centro amplio. Mientras tanto, la ultraderecha no logra armar una alianza. El ejemplo más claro está en la dificultad que tiene la AfD alemana en convencer a Marine Le Pen de permitirles entrar a su bloque Identidad y Democracia, que guarda considerable distancia con la otra derecha dura, los Conservadores y Reformistas.

Es que la ultraderecha europea no es una. Cuando en Francia o Hungría comparten buenas relaciones con el Kremlin, en Italia el gobierno de Meloni se ha convertido en un firme aliado de Ucrania. Si en España enarbolan la bandera de la unidad nacional, en Bélgica izan la del independentismo. Y mientras algunos sueñan con una Unión Europea distinta, otros no dudarían en desmantelarla.

Hay que prestarle más atención a la centroderecha, que ha adoptado matices nacionalistas para sobrevivir al embate de la ultraderecha. En Alemania, la democracia cristiana ha dejado atrás la línea moderada de Merkel endureciendo su postura sobre la inmigración. En España, el PP se ha vuelto una oposición cada vez más intransigente frente al sanchismo, robándole su estrella a Vox.

Hasta ahora, la mayor parte de la derecha moderada en Europa ha evitado entrar en coaliciones con la ultraderecha. En Francia, un intento del líder de Los Republicanos de acercar a su partido al de Le Pen provocó una rebelión de sus colegas y le valió su caída. En Alemania, Merz, el líder demócrata cristiano, promete no pactar con la AfD.

Si estos partidos se siguen moviendo hacia la derecha, ¿de qué valdrá que mantengan el cordón sanitario? Y si lo cortan, ¿qué hará la derecha radical con el poder? Algunos apuestan a que se moderarán o terminarán por sucumbir al desgaste electoral de los movimientos antisistema cuando adquieren el poder. Una apuesta demasiado peligrosa.