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César Febres-Cordero: Queremos planes, no planillas

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

¿No es esa la prepotencia del viejo Ecuador, el de la ira de los correazos y los gritos de los aparecidos?

Hace unos días, Daniel Noboa anunció que condonará parte de las planillas eléctricas de diciembre, enero y febrero, proclamando que ya ha logrado estabilizar las finanzas públicas. ¿Sabe el presidente Noboa lo que está diciéndole a un país que lleva años escuchando que las obras no llegan y la plata no circula porque el presupuesto está desbaratado? Él solito se ha puesto a jugar con las expectativas.

Al presidente le preocupa lo peligrosa que puede ser la verdad en un año electoral. Tiene miedo a explicarle al país lo grave que sigue siendo la situación porque él se ha promocionado como “man que resuelve”, y piensa que aceptar las limitaciones que le imponen las circunstancias en las que recibió al país lo haría parecer débil. Su miedo a la aparente debilidad probablemente surge del deseo de verse tan distinto a Lasso como sea posible, pero lo que está logrando es que él y sus ministros parezcan ‘lassoboys’ con iniciativa: atolondrados y violentos.

Y es que desde el anuncio original de Noboa, su gente se ha venido contradiciendo al peor estilo del lassismo. Cuando el viceministro de Electricidad explicó que la condonación vendría con penalizaciones para los mayores consumidores, parecía que la estrategia electorera del Gobierno al menos vendría con un matiz de política pública, incentivando el ahorro durante meses cálidos y fiesteros, pero enseguida salieron a desmentirlo. Para el colmo, luego sacaron otro comunicado en el que extendieron la condonación de forma parcial a todas las planillas, borrando cualquier atisbo de seriedad en su medida.

Lo que es peor, en un momento en que la crisis energética demanda respuestas de alto nivel técnico, Carondelet se ha empeñado en antagonizar a los expertos. No solo les bastó con maltratar a un analista, sino que pasaron a descalificarlo. ¿No es esa la prepotencia del viejo Ecuador, el de la ira de los correazos y los gritos de los aparecidos?

Es cierto que no se le puede exigir a un gobierno que ha heredado múltiples crisis y una casi bancarrota que milagrosamente resuelva todo dentro de un año de interinato. Pero, ¿qué hacer cuando ese gobierno se empeña en decir que ya lo ha resuelto todo?