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César Febres-Cordero Loyola | El dólar en la Constitución

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Todo este asunto es, por decir lo menos, un insulto al país

En este momento, en la Asamblea Nacional se está tramitando un proyecto de enmienda a la Constitución con el fin de consagrar el estatus del dólar estadounidense como moneda oficial. Un segundo proyecto ha asomado por vía de un decreto presidencial que le ordena a la bancada oficialista impulsarlo, cosa realmente novedosa en un país en el que uno a veces se imagina que ya debió haber agotado todas las formas de violar su propio orden constitucional y la separación de poderes. Otro proyecto más, el cual todavía no ha sido presentado formalmente, ya está haciendo las rondas por los pasillos del Palacio Legislativo. Los tres son un total y completo despropósito.

Si bien las propuestas del correísmo y del oficialismo corresponden a momentos distintos (el proyecto de la RC fue presentado en 2021 por Pabel Muñoz cuando aún era asambleísta), el hecho de que ambas ocupen el tiempo de nuestros legisladores cuando estamos a puertas de un balotaje en el que ambos candidatos ofrecen ir hacia una nueva constitución es la única prueba que necesitamos para saber que ninguna de las dos partes se está tomando el tema de la enmienda en serio. Quizá el PSC, autor del tercer proyecto, sí lo haga, pero luego de su último desempeño electoral eso importa poco o nada.

Todo este asunto es, por decir lo menos, un insulto al país. En su empeño por sortear la campaña (y precampaña, todavía) sin enredarse con el tema de la dolarización, cosa en la que no les está yendo muy bien, los correístas han desempolvado una enmienda que la tenían olvidada desde hace años. Y el oficialismo, que desesperadamente trata de detener y revertir el crecimiento del correísmo, está intentado hacerlos morder la carnada con su propio proyecto y así ponerlos a hablar y hablar todo lo que puedan de la moneda estadounidense.

Haciendo esto han creado una Constituyente de Schrödinger, que solo existe cuando les conviene sacarla de la cajita donde la guardan junto a tantas otras estratagemas y sandeces electoreras que se les han venido ocurriendo hasta ahora.