César Febres-Cordero Loyola | Luisa y Daniel: raspando la olla
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El segundo problema es el ausentismo. En esta primera vuelta se mantuvo debajo del 18 %
El empate técnico de la primera vuelta nos ha caído como un yunque sobre el espíritu. Los votantes, desengañados de nuestro rol, nos arrastramos día tras día tratando de sobrevivir a la parálisis en la que entran las actividades productivas en este país que encuentra en los interludios electorales una excusa para recaer en su crónica acedia. Los únicos que se escapan de la modorra son sus causantes, los políticos. Desesperados, los equipos de campaña posan sus ojos sobre una olla casi vacía.
Su primer problema son los votos nulos y blancos. Con 6,80 % en los unos y 2,16 % en los otros, el segmento de los descreídos y desinteresados se encuentra tocando el piso histórico reciente, dejándoles poco para escarbar a los candidatos. Podemos ver que del 2017 al 2023, en primera vuelta el nulo y el blanco sumaron 9,70 %, 12,65 % y 8,81 %, mientras que en segunda llegaron a 6,96 %, 17,87 % (el nulo ideológico) y 7,81%, haciendo redondeos.
Otro dato ilustrativo es que desde el retorno a la democracia, con la excepción de las elecciones de 1984, 1992, 2006 y 2017, el nulo siempre ha crecido en segunda vuelta. Los lectores más observadores notarán que en tres de esas elecciones se enfrentaron figuras divisivas: Febres-Cordero con Borja, Noboa Pontón con Correa y Moreno con Lasso. Pero en elecciones muy parecidas, como las de 1996 o 2023, el nulo creció.
El segundo problema es el ausentismo. En esta primera vuelta se mantuvo debajo del 18 %, como lo ha hecho en los tres últimos balotajes, por lo que resulta improbable que los candidatos logren aumentar la concurrencia de forma significativa.
La tercera dificultad la representa el voto de Iza. Y debemos decir su voto y no él, porque, como ya se ha repetido hasta el hartazgo, el voto no es endosable (aunque definitivamente sí es movilizable, como pasó con el ‘nulo ideológico’). Iza tuvo un fuerte desempeño en la Sierra rural, en cantones como Guamote o Pujilí, donde en 2023, sin convocatoria especial ni nada, el nulo pasó del 13 %. Pero en esa elección Iza y sus aliados estaban lidiando con las internas de un Pachakutik, que se había quedado afuera de muchas papeletas. Quizá solo allí quede algo que raspar.