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César Febres-Cordero Loyola | Cómo perdió Le Pen

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La movilización de la sociedad francesa, que revirtiendo la tendencia de años recientes se volcó a las urnas...

Triunfó el frente republicano en Francia. Superando las expectativas, el izquierdista Nuevo Frente Popular, en cooperación con las fuerzas del centro, logró dar vuelta a los avances de la ultraderecha. Para lograr aquello, la izquierda tuvo que reaccionar rápidamente al adelanto de las elecciones, montando toda una nueva coalición después de que la última, Nupes, haya colapsado por sus divisiones a la interna. Pero hubo más factores en juego.

La movilización de la sociedad francesa, que revirtiendo la tendencia de años recientes se volcó a las urnas, permitió que más candidatos superasen el umbral del 12,5% de los electores y lograsen calificar a segunda vuelta. Esto forzó a la izquierda y al centro a salir a retirar sus candidatos en tercer lugar e impulsar el voto por las alternativas republicanas, aunque el macronismo lo hizo con la condición de solo prometer su apoyo a los verdes, al resurgente socialismo y a los comunistas, guardando sus reservas sobre La Francia Insumisa, movimiento del controversial Jean-Luc Mélenchon, amigo de Correa y los caudillos latinos.

Mientras la izquierda se unía y zanjaba sus diferencias con el centro, la derecha se dispersó. Eric Ciotti, entonces líder de la centroderecha, fue expulsado de su propio partido por querer aliarse con Le Pen, a lo que reaccionó atrincherándose en su sede en una patética escena, y terminó lanzando candidaturas donde pudo. El resto de su partido corrió en solitario y, siguiendo con la línea de Sarkozy, se negó a indicar por quién votar en segunda vuelta. Más hacia la derecha, Eric Zemmour, líder de Reconquista y rival de Le Pen, expulsó a cuatro de cinco de sus eurodiputados cuando anunciaron querer unirse a ella.

La concertación que salvó a la Quinta República fue posible por el desprendimiento de cientos de candidatos y la tolerancia mínima entre sus dirigentes, quienes en ningún momento pretendieron ‘lavar la ropa en casa’ y se aliaron sin dejar de airear sus diferencias en público, como buenos demócratas, incluso entre miembros de un mismo partido. La derecha, incapaz de eso, vio a la victoria escaparse de sus manos. Ahí quedan importantes lecciones para el Ecuador.